Un segundo obispo renunció en
Irlanda tras la publicación de un informe condenatorio que acusó a
líderes católicos de esa nación europea de ocultar casos de abuso
infantil.
Este miércoles, el obispo de
Kildare y Leighlin, James Moriarty, anunció que había ofrecido su
dimisión al Papa, pese a haber dicho previamente que no tenía motivos
para renunciar.
Moriarty reconoció que debía haber
cuestionado la forma en que su iglesia manejó las denuncias contra
sacerdotes y dijo que espera que su renuncia "honre la verdad que los
sobrevivientes han descubierto con tanta valentía y abra el camino a un
futuro mejor para todos los involucrados".
"Yo sé que cualquier acción de mi
parte
ahora,
no quita el sufrimiento a las
personas que lo han padecido. Pido disculpas de nuevo a todos los
sobrevivientes y sus familias".
El informe de la Comisión de Investigación de la
Arquidiócesis Católica de Dublín, que investigó casos de abusos entre
1975 y 2004, estableció que la Iglesia puso la reputación de la
institución por encima del bienestar de los menores.
Según el reporte, en lugar de informar de las
denuncias de abusos a las autoridades, los sacerdotes implicados fueron
transferidos de parroquia en parroquia.
Renuncias "inevitables"
En última instancia, las renuncias de todos los obispos auxiliares nombrados en el informe son inevitables
Maeve Lewis, director
del grupo de apoyo a las víctimas One in Four.
Las víctimas acogieron con
beneplácito el anuncio de la renuncia.
Maeve Lewis, director del grupo de
apoyo a las víctimas One in Four, dijo que era "sumamente preocupante e
insultante" que los sobrevivientes fueran "obligados a escuchar como un
obispo tras otro justifican su posición y trata de mantenerse en el
poder hasta que tienen la vergüenza de renunciar
".
Lewis opinó que "en última
instancia, las renuncias de todos los obispos auxiliares nombrados en el
informe son inevitables".
El corresponsal de asuntos religiosos de la BBC,
Christopher Landau, señaló que e
ste es unos de los momentos más
difíciles que la Iglesia de Irlanda ha enfrentado jamás.
"L
a asistencia a misa ha
descendido drásticamente en los últimos años, y -con muchos sacerdotes
próximos a la jubilación- hay una escasez crónica de nuevos ministros
jóvenes que los reemplacen", aseguró Landau.
Segundo caso
El obispo Moriarty trabajó en la
arquidiócesis de Dublín desde 1991 hasta 2002.
En 1993 recibió un informe sobre
las actividades de un sacerdote, el padre Edmondus, que se comportaba de
forma sospechosa cerca de los niños.
El informe de la comisión destacó
que
Moriarty
advirtió al padre Edmondus sobre
su comportamiento y discutió el asunto con su arzobispo.
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Pero el documento también reveló
que no hubo ningúna intención por parte de las autoridades de la
arquidiócesis para revisar los archivos u otros documentos relacionados
al padre Edmondus cuando se recibieron las quejas.
El obispo Moriarty dijo a los
investigadores que como no había tenido acceso a los registros del padre
Edmondus, le podría haber pedido a su arzobispo que buscara esos
registros. Sin embargo, no lo hizo.
El obispo de Limerick, Donal
Murray, renunció a principios de este mes luego de que también se le
criticara en el informe.
Se encontró que durante el tiempo
que Murray estuvo como obispo auxiliar de Dublín -desde 1982 hasta 1996-
desdeñó las denuncias sobre los abusos cometidos por un sacerdote.
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