Hace días, el Papa firmó el decreto que reconoce las virtudes heroicas
de sus antecesores Juan Pablo II y Pío XII, que pasaron a ser
"venerables" en vía a su beatificación.
Esa evaluación se da tras analizar con cuidado la vida a través de
testigos y escritos, e implica "el testimonio de vida cristiana dado por
la persona". El vocero de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, dijo
que ello "no pretende en lo más mínimo limitar la discusión sobre las
decisiones concretas realizadas por Pío XII en la situación en que se
encontraba", en relación con actitudes del papa Pacelli en la Segunda
Guerra, ante críticas surgidas en la comunidad judía.
Pablo VI había abierto el proceso de beatificación de Pío XII y Juan
XXIII en 1965.
Cuando Pío XII murió, en 1958, la ministra de Relaciones Exteriores de
Israel, Golda Meir, envió un telegrama al Vaticano en el que decía:
"Cuando el martirio más espantoso golpeó a nuestro pueblo durante los
diez años del terror nazi, la voz del Pontífice se elevó a favor de las
víctimas. Lamentamos haber perdido un servidor de la paz". En 1955, la
Orquesta Filarmónica de Israel tocó un concierto en el Vaticano, en
signo de gratitud al Papa.
En 1963, la obra teatral El vicario, de Rolf Hochhuth, alemán, introdujo
la imagen de un papa frío y distante, en silencio insensible ante la
persecución de los judíos. Ante ello, en 1966, Pinah Lapide, historiador
que fue cónsul de Israel en Milán, se mostró sorprendido e indignado y
estimó necesario ayudar a establecer la verdad. "Como miembro de la
brigada judía que combatió en Italia, integré la delegación que en 1944
fue recibida por Pío XII para agradecerle su contribución para salvar
las vidas de innumerables judíos."
En 2006, David Dalin, rabino, presentó su libro El mito del papa de
Hitler. Cómo Pío XII salvó a judíos de los nazis. El año último, Paolo
Mieli, director del Corriere della Sera e historiador, invitó a
buscar la verdad honestamente, sin actitud prejuiciosa. Dijo:
"Sinceramente, esa parte de sangre judía que corre por mis venas me hace
preferir un papa que ayuda a mis correligionarios a sobrevivir, más que
uno que realiza un gesto demostrativo".
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