El complejo gasístico levantado en cuatro años por el consorcio Perú
LNG, es el primero en América del Sur y comprende un gasoducto que cruza
los Andes y llega hasta la costa del Pacífico.
La planta de licuefacción de gas natural de Pampa Melchorita,
inaugurada hoy en Perú, es la primera en América del Sur y tiene
capacidad de procesar 620 millones de pies cúbicos diarios de gas con la
meta de exportar 4,2 trillones de pies cúbicos (medida americana, usada
en el sector) en los próximos 18 años.
El complejo
gasístico levantado en cuatro años por el consorcio Perú LNG comprende
la planta, un terminal marítimo y un gasoducto de 408 kilómetros que
cruza los Andes y llega hasta la costa del océano Pacífico, en una zona
desértica entre las regiones de Lima e Ica.
El desarrollo
del gas natural en Perú estuvo largamente postergado y hace menos de
cinco años que abastece de manera doméstica e industrial al mercado
interno.
Durante el gobierno de Alejandro Toledo
(2001-2006) se dio el visto bueno a las posibilidades de exportación del
recurso y con ello llegaron las inversiones que han permitido la
construcción de la planta, el terminal y el gasoducto por 3.800 millones
de dólares, la inversión privada más alta registrada en Perú.
Las
empresas comprometidas en la obra son la estadounidense Hunt Oil (con
50 por ciento de participación), la española Repsol (20 por ciento), la
surcoreana SK Energy (20 por ciento) y la japonesa Marubeni (10 por
ciento).
Repsol estará a cargo de la comercialización de
toda la producción de la planta y su exportación a México,
específicamente hacia el puerto de Manzanillo, por un valor de 15.000
millones de dólares, precisó la empresa.
El presidente
peruano, Alan García, dijo en la ceremonia de inauguración que el
mercado local sólo ha utilizado 0,3 trillones de pies cúbicos (TCF) del
recurso desde su puesta en producción, y que la exportación sólo
representará 4,2 TCF de los más de 15 TCF de reservas probadas que hay
en el país.
El gobierno detalló que la puesta en operación
de la planta generará más de 1.000 millones de dólares anuales por
exportación, 310 millones de dólares al año en impuestos y regalías para
el Estado.
La planta de licuefacción de gas natural se
levantó en un terreno desértico de 521 hectáreas de extensión, a 170
kilómetros al sur de Lima, donde se reducirá el volumen del gas unas 600
veces para convertirlo a su estado líquido, tras un proceso de
purificación y enfriamiento.
El gas natural llega a la
planta desde el lote 56 del yacimiento de Camisea, en la región andina
de Cuzco, e ingresa al nuevo gasoducto de 408 kilómetros de largo
construido por el consorcio a la altura de la zona de Chiquintirca, en
la región de Ayacucho, rumbo a Pampa Melchorita.
Una vez en
la costa, el complejo energético tiene una unidad de recepción del gas
de alimentación que tiene la capacidad de separar y almacenar cualquier
líquido que permanezca en la tubería de suministro.
También
cuenta con una unidad de extracción del óxido de carbono y agua,
elementos que podrían bloquear el proceso de purificación, y unidades de
deshidratación y absorción de metales, que reducen el volumen del gas y
eliminan el agua que podría obstruir la licuefacción criogénica.
Igualmente,
la planta cuenta con instalaciones de refrigeración y licuefacción que
permiten que el gas natural ingrese a los dos tanques de almacenamiento,
que tienen una capacidad de 130.000 metros cúbicos, a una temperatura
de 163 grados celsius bajo cero.
Una vez convertido en
líquido, el gas natural será embarcado en buques metaneros que atracarán
en el muelle de carga, construido igualmente por el consorcio Perú LNG.
El
acceso a la planta desde el mar tiene un puente de caballetes de 1,4
kilómetros de largo que se extiende perpendicularmente hasta la
plataforma de carga. Además, se levantó un rompeolas de 800 metros de
largo y un canal de navegación de 18 metros de profundidad para el
ingreso de buques de más de 90.000 metros cúbicos de capacidad.
Los
atracaderos y brazos de carga para los buques están sobre una
plataforma de 30 metros cuadrados, y a 90 metros de distancia se
encuentra un muelle de servicio para que las naves se puedan abastecer
de combustible.