El mundo al revés: ¿Cómo es posible que una obra municipal
degenere en un gravísimo daño al patrimonio cultural no solo de los
peruanos sino de la humanidad?
Es lo que, de modo enervante y escandaloso, viene sucediendo en la
región Ica. Allí la Municipalidad Provincial de Palpa encargó a una
empresa constructora, Consorcio Palpa, la rehabilitación de las pistas y
veredas de la ciudad. Sin embargo, esta empresa no tuvo mejor idea que
tirar el desmonte en la zona arqueológica de Sacramento, con lo que ha
dañado de modo irreversible el 40% de una figura geométrica trapezoidal
que pertenece a la cultura Nasca.
No valen aquí las lamentaciones. Solo exigimos, en nombre de todos
los peruanos, que las autoridades municipales de Palpa y del Instituto
Nacional de Cultura, así como los directivos de la empresa en cuestión,
asuman su responsabilidad, se formalicen las denuncias correspondientes y
se apliquen sanciones ejemplarmente severas para que atentados como
estos no vuelvan a ocurrir en las narices de las autoridades.
Lo más urgente, entre tanto, es detener el paso de los camiones de
hasta 30 toneladas que han causado profundos surcos en el geoglifo de
500 metros, ubicado sobre la meseta de Sacramento, en el distrito de
Llipata. El director del Proyecto de Investigación Arqueológica
Palpa-Nasca, el arqueólogo Johny Isla, ha denunciado también la
alteración de un conjunto de pequeñas líneas que se entrecruzaban con el
principal geoglifo.
Esta desgracia tiene que motivar una severa reflexión del Gobierno y
de las autoridades involucradas, sobre la escasa seguridad y vigilancia
de la zona de Nasca, estudiada exhaustivamente por María Reiche y
declarada patrimonio cultural de la humanidad por la belleza y precisión
de sus gigantescas figuras y trazos.
¿Es que no reparan en que se trata de un patrimonio único que revela
el arte y conocimientos de nuestros ancestros, y de un legado que
pertenece a todos los peruanos? ¿No se dan cuenta, además, de que su
indolencia e irresponsabilidad podría afectar el turismo, fuente
primaria de la economía de la región que atrae a miles de visitantes
anualmente y crea muchos empleos en la región?
Hay lugar para la indignación y el castigo. Esto no puede volver a
pasar. Las autoridades edilicias y las de cultura tienen que entender
que lo adecuado, oportuno y conveniente es preservar nuestro patrimonio,
como se está haciendo en el norte, y no permitir que se le siga
cercenando, como lamentablemente está sucediendo con las asombrosas
Líneas de Nasca.
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