15 enero 2010

¡Alto y sanción a los destructores de Nasca!

El mundo al revés: ¿Cómo es posible que una obra municipal degenere en un gravísimo daño al patrimonio cultural no solo de los peruanos sino de la humanidad? 

Es lo que, de modo enervante y escandaloso, viene sucediendo en la región Ica. Allí la Municipalidad Provincial de Palpa encargó a una empresa constructora, Consorcio Palpa, la rehabilitación de las pistas y veredas de la ciudad. Sin embargo, esta empresa no tuvo mejor idea que tirar el desmonte en la zona arqueológica de Sacramento, con lo que ha dañado de modo irreversible el 40% de una figura geométrica trapezoidal que pertenece a la cultura Nasca.

No valen aquí las lamentaciones. Solo exigimos, en nombre de todos los peruanos, que las autoridades municipales de Palpa y del Instituto Nacional de Cultura, así como los directivos de la empresa en cuestión, asuman su responsabilidad, se formalicen las denuncias correspondientes y se apliquen sanciones ejemplarmente severas para que atentados como estos no vuelvan a ocurrir en las narices de las autoridades.

Lo más urgente, entre tanto, es detener el paso de los camiones de hasta 30 toneladas que han causado profundos surcos en el geoglifo de 500 metros, ubicado sobre la meseta de Sacramento, en el distrito de Llipata. El director del Proyecto de Investigación Arqueológica Palpa-Nasca, el arqueólogo Johny Isla, ha denunciado también la alteración de un conjunto de pequeñas líneas que se entrecruzaban con el principal geoglifo.

Esta desgracia tiene que motivar una severa reflexión del Gobierno y de las autoridades involucradas, sobre la escasa seguridad y vigilancia de la zona de Nasca, estudiada exhaustivamente por María Reiche y declarada patrimonio cultural de la humanidad por la belleza y precisión de sus gigantescas figuras y trazos.

¿Es que no reparan en que se trata de un patrimonio único que revela el arte y conocimientos de nuestros ancestros, y de un legado que pertenece a todos los peruanos? ¿No se dan cuenta, además, de que su indolencia e irresponsabilidad podría afectar el turismo, fuente primaria de la economía de la región que atrae a miles de visitantes anualmente y crea muchos empleos en la región?

Hay lugar para la indignación y el castigo. Esto no puede volver a pasar. Las autoridades edilicias y las de cultura tienen que entender que lo adecuado, oportuno y conveniente es preservar nuestro patrimonio, como se está haciendo en el norte, y no permitir que se le siga cercenando, como lamentablemente está sucediendo con las asombrosas Líneas de Nasca.

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