Al Qaeda se atribuye el atentado frustrado en Detroit - Obama se
compromete a dar "con todos los implicados"
Mientras Barack Obama intenta calibrar una respuesta adecuada al último intento terrorista, las autoridades estadounidenses confirman que Yemen ha emergido como nuevo frente en la guerra contra Al Qaeda, que ha asumido desde su base en ese país la responsabilidad por el atentado frustrado del día de Navidad.
"No descansaremos hasta dar con todos los implicados, con los que han
puesto en peligro vidas inocentes, vengan de donde vengan, de
Afganistán, de Somalia, de Yemen, de cualquier sitio", prometió ayer el
presidente de Estados Unidos en su primera declaración pública desde su
lugar de vacaciones, en Hawai.
La explosión que preparaba el
nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab a bordo del avión que se disponía a
aterrizar en Detroit parece directamente vinculada al crecimiento de Al
Qaeda en Yemen e incluso, según el comunicado hecho público ayer por esa
organización, podría ser una revancha por la implicación norteamericana
en el combate contra el movimiento terrorista en ese país.
Farouk
Abdulmutallab confesó a las autoridades estadounidenses que obtuvo en
Yemen el entrenamiento y los explosivos requeridos para su misión, una
versión aceptada como verosímil por los investigadores. Esa confesión
confirma el riesgo detectado en los últimos meses de que Al Qaeda,
debilitada en Irak y atacada en Afganistán, esté reconstruyendo una
estructura poderosa en Yemen, donde el Pentágono y la CIA intervienen ya
desde hace tiempo asistiendo al Gobierno local en labores de
inteligencia y acciones de comando de fuerzas especiales.
El jefe
de todas las operaciones militares estadounidenses en Oriente Próximo,
general David Petraeus, visitó Yemen el verano pasado. Barack Obama
aludió a ese país en su reciente discurso en West Point sobre la nueva
estrategia en Afganistán.
La más destacada actuación contra la
rama yemení de Al Qaeda -conocida como Al Qaeda en la Península Arábiga-
ocurrió el 17 de diciembre pasado, cuando más de 60 militantes de ese
grupo murieron, según la versión de las autoridades de Yemen, en un
ataque contra el edificio en el que estaban reunidos sus principales
dirigentes. Estados Unidos ha reconocido que suministró información y
medios militares para la ejecución de ese ataque.
En esa reunión
se encontraba presente el supuesto líder de Al Qaeda en la Península
Arábiga, Al Nasir al-Wuhayshi, quien aparentemente sobrevivió al ataque.
Pocos días después, la organización terrorista hizo público un
comunicado en el que prometía venganza por esa acción.
La pista de
Yemen, el país de nacimiento del padre de Osama bin Laden, aparece en
la guerra contra el terrorismo desde hace ya mucho tiempo. Vecino de
Arabia Saudí, está considerado junto con la gran potencia petrolera como
uno de los territorios donde nació Al Qaeda. Su relevancia se hizo
palpable por primera vez en el año 2000 por el ataque en el puerto de
Adén contra el barco de guerra norteamericano
Cole, donde murieron 17 marinos.
Pero la creación de la
actual Al Qaeda en la Península Arábiga parece haberse iniciado en 2006
tras la fuga de prisión de los principales responsables del atentado
contra el Cole, entre ellos el propio Al-Wuhayshi. Y ha sido a lo
largo de este año cuando este personaje ha comenzado a tener
protagonismo y a adquirir respaldo suficiente para representar un
peligro considerable para la seguridad de Estados Unidos.
El
oficial médico del Ejército norteamericano que el mes pasado mató a 13
de sus compañeros en el cuartel de Fort Hood, en Tejas, manifestó haber
encontrado inspiración en las proclamas de clérigo yemení Anwar
al-Aulaqi, a quien se considera un lugarteniente de Al-Wuhayshi y que
estaba junto a él durante el ataque del 17 de diciembre. Otro dirigente
de la organización es el saudí Said al-Shihri, un preso liberado de
Guantánamo, donde el grupo de nacionalidad yemení es el más numeroso de
todos los detenidos.
La aparición de este nuevo foco en la guerra
contra el terrorismo representa un nuevo desafío para Barack Obama, que
ya está recibiendo presiones para actuar con la mayor energía posible.
"Afganistán es la guerra del presente, pero Yemen puede ser la guerra
del futuro", ha advertido el senador Joe Lieberman, que visitó Yemen en
agosto como presidente de la comisión de Seguridad Nacional.
Peter
Hoekstra, el diputado republicano de más rango en el comité de
Inteligencia de la Cámara de Representantes, ha declarado que "esta
Administración está tomando a la ligera la amenaza del terrorismo".
Bajo
el impacto del episodio de Detroit, es muy probable que Estados Unidos
se involucre más en Yemen, cuyo Gobierno parece incapaz de reducir por
sí solo a una organización terrorista que puede encontrar refugio entre
las aldeas y los líderes tribales. Un aliado imprescindible en ese
combate es Arabia Saudí, que ya ha actuado en los últimos días contra
los grupos radicales islámicos en Yemen después de que éstos matasen a
varios de sus guardias fronterizos.
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