Redacción
¿Realmente estuvo Corea del
Norte detrás del hundimiento de un buque militar surcoreano en marzo
pasado que causó la muerte de 46 tripulantes? El incidente desató una
escalada diplomática entre ambos países de la península coreana, que
actualmente mantiene en vilo al continente asiático ante la posibilidad
de que estalle un conflicto bélico.
Este martes las autoridades norcoreanas
anunciaron la cancelación de un acuerdo marítimo para evitar choques
navales armados con su vecino del sur.
Pyongyang ha negado reiteradamente cualquier
responsabilidad en el hundimiento de la corbeta, aunque una
investigación elaborada por una comisión de varios países occidentales
concluyó que la embarcación fue atacada por un torpedo norcoreano.
La mayor parte de la prensa internacional no
parece, sin embargo, dipuesta a concederle el beneficio de la duda a los
norcoreanos. Y la principal pregunta que ahora ocupa a los medios es
simplemente "¿por qué?".
Según el corresponsal de la BBC para asuntos
diplomáticos, Jonathan Marcus, nadie fuera del pequeño círculo del
gobierno de Corea del Norte podría realmente saber qué motivó el ataque.
Pero esto no ha impedido a numerosos analistas y observadores construir
hipótesis sobre qué fue lo que realmente sucedió.
El mismo
estado de salud de Kim Jong-il es tratado en Corea del Norte como
"secreto de estado".
Entender a Corea del Norte, sin embargo, nunca
ha sido una tarea sencilla.
El país está prácticamente vedado a los
observadores externos y las autoridades ejercen un control casi total
sobre la información.
Sus ciudadanos no pueden viajar al
extranjero y tienen poco o ningún contacto con quienes visitan el país.
De ahí que es muy poco lo que se sabe a ciencia
cierta sobre el gobierno de Pyongyang.
Y los problemas de intentar interpretar a un
régimen tan hermético sólo se agravan en momentos de crisis, como el
actual.
La tesis de las pugnas internas
"Es una situación seria, mucha gente
está hablando de guerra"
Jae Youn Lee
La más "tranquilizadora" de las explicaciones
que se manejan en Occidente es que el incidente pudo haber sido el
resultado de un acto de insubordinación militar.
Sin embargo, como afirma el diario británico The
Guardian, en ese caso nada hubiera impedido a las máximas
autoridades de Corea del Norte darles explicaciones a sus vecinos del
sur a través de canales privados, en un esfuerzo por disminuir la
tensión.
Tal vez es por eso que, según Marcus, en
Washington parecen darle más credibilidad a la versión que afirma que
fue el gobernante Kim Jong-il quien ordenó y autorizó la acción.
En algunos análisis, esto tendría que ver con
los esfuerzos del mandatario norcoreano para garantizar una sucesión
familiar: una muestra de fuerza frente a la élite militar.
Otros escenarios hablan de un intento de las
autoridades en Corea del Norte por exacerbar el nacionalismo frente a un
"enemigo externo", para tratar de distraer la atención pública de los
problemas causados por recientes cambios en la valoración de la moneda y
el consiguiente cierre de los suministros privados que ofrecían
productos de primera necesidad.
¿Un acto de revancha?
La lista de teorías, sin embargo, es mucho más
extensa, y constituye un buen ejemplo de cómo la opinión pública
occidental avanza a tientas en lo que se refiere a Pyongyang.
Fechas claves
- Marzo 26: explosión hunde al
buque surcoreano Cheonan, cerca del límite entre los dos países. Mueren
46 marinos.
- Mayo 20: comisión internacional
dice tener pruebas que responsabilizan a C. del Norte.
- Mayo 24; Seúl suspende el
comercio con su vecino y pide que se disculpe.
- Mayo 25: Pyongyang rompe
relaciones con el Sur.
La agencia Reuters, por ejemplo, informa sobre
versiones que sugieren que el ataque fue "un acto de revancha por una
humillante derrota naval sufrida en noviembre pasado", en la disputada
frontera marítima con Corea del Sur.
La necesidad de demostrar públicamente la
efectividad de sus equipos militares -que antes de la entrada en
vigencia de sanciones de la ONU constituía una de las principales
fuentes de ingresos del país- también es ofrecida como una opción.
Y, como se ha señalado en ocasiones anteriores,
los analistas también asoman la posibilidad de que Corea del Norte
quiera forzar por esta vía nuevas negociaciones que pudieran conducir a
la firma de un acuerdo de paz definitivo que remplace al armisticio
vigente desde 1953.
Estados Unidos se ha resistido a iniciar estas
conversaciones mientras los norcoreanos no renuncien a su programa
nuclear.
Pero, de hacerse efectivo, un acuerdo de paz le
daría a Corea del Norte una razón para reducir parte de su enorme gasto
militar y hasta podría abrir las puertas a la ayuda internacional.
Esperando por China
Quienes tal vez podrían ofrecer mayores luces
para entender a Pyongyang son las autoridades chinas, su principal
aliado.
Pero, por el momento, el gobierno de Pekín no ha
compartido lo que sabe con el resto del mundo.
Según el corresponsal para asuntos diplomáticos
de la BBC, Jonathan Marcus, Kim Jong-il estuvo recientemente de visita
en Pekín, y las consecuencias del hundimiento del navío surcoreano
seguramente fueron parte de la discusión.
"Pero las autoridades chinas no parecen haber
tenido mucho que decir al respecto durante la reciente visita de la
Secretaria de Estado Clinton" explicó.
Así las cosas, a Occidente no parece quedarle
más alternativa que especular.