La secretaria de Relaciones
Exteriores de México, Patricia Espinosa, declaró este jueves que el
depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, no viajará por ahora a
territorio mexicano.
"Por el momento, después de haber tenido una
conversación telefónica anoche con el presidente Zelaya, pues todo
parece indicar que las posibilidades de que este traslado se dé no están
vigentes".
La canciller dijo que el gobierno de Felipe
Calderón envió en la noche del miércoles un avión del Estado Mayor
presidencial a Honduras, el cual no recibió autorización para aterrizar,
razón por la que tuvo que desviarse.
"Había cierto sentido de hacerlo con rapidez y
desafortunadamente, ya en vuelo, las autoridades hondureñas solicitaron
que el avión saliera del espacio aéreo hondureño y se vio obligado a
aterrizar en El Salvador".
Estatus migratorio
Espinosa señaló que la solicitud para que el
gobierno mexicano acogiera al presidente derrocado fue una iniciativa
del propio Zelaya y agregó que las autoridades mexicanas no mantuvieron
contacto con el gobierno interino hondureño.
Sobre el estatus migratorio de una persona
extranjera, la canciller dijo que se trata de "una facultad exclusiva
del país que lo recibe" y mencionó que el gobierno mexicano estaba en
conversaciones con Zelaya para determinar la calidad migratoria con la
que sería recibido.
Pese a las dificultades, Espinosa dijo que el
gobierno mexicano "seguirá dispuesto y atento a buscar maneras para que
podamos contribuir a la solución de esta crisis".
El gobierno interino de Honduras rechazó en la
noche del miércoles "por improcedente" una solicitud de salvoconducto
para que Zelaya viajara a México, aunque indicó que la posibilidad de
entregárselo "sigue abierta".
Huésped o asilado
La polémica se desató cuando el gobierno
provisional quiso entregar un salvoconducto a Zelaya bajo la condición
de "asilado político", mientras que el mandatario depuesto exigió salir
del país como "huésped ilustre".
Zelaya ha vivido durante los últimos tres meses
en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, lugar en el que se refugió tras
ingresar secretamente a su país, de donde fue expulsado el 28 de junio
en un golpe de Estado.
Su situación se ha tornado cada vez más compleja
luego que el 4 de diciembre el Congreso de Honduras rechazara
restituirlo en el cargo del cual fue despojado a punta de pistola.
Al rechazo parlamentario, se suma el
reconocimiento de varios países a las elecciones presidenciales
realizadas el 29 de noviembre, donde resultó electo el candidato del
Partido Nacional, Porfirio Lobo.
El presidente depuesto tiene órdenes de captura
por parte de los tribunales hondureños.
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