Irak licitó este viernes dos
cotizados yacimientos en la segunda subasta petrolera que se realiza en
este país desde la invasión estadounidense de 2003.
El vasto campo petrolero de Majnoon, en el sur
de Irak, fue otorgado a un consorcio encabezado por el gigante petrolero
Shell. Por su parte, un consorcio liderado por la empresa china CNPC
ganó los derechos de explotación de un campo cerca de Halfaya.
Sin embargo, los campos cercanos a Bagdad y a la
volátil provincia de Diyala no lograron atraer ninguna puja del total
de 44 compañías que llegaron a la capital iraquí a presentar ofertas
Irak busca licitar hasta 10 yacimientos en estos
dos días -viernes y sábado- en la capital iraquí, donde se hayan
congregados ejecutivos de las principales compañías petroleras del
mundo.
Incertidumbre
"La política iraquí y un ambiente de
incertidumbre legal son complicaciones importantes que crean dudas
sobre la solidez de los contratos petroleros".
Andrew Walker, corresponsal de Economía de la BBC.
Andrew Walker, corresponsal de Economía de la BBC.
La subasta es considerada clave para el
resurgimiento de la industria petrolera iraquí, la cual ha recibido los
embates de años de guerra y sanciones.
"Pero hay seriios inconvenientes para las
empresas extranjeras, sobre todo obviamente la difícil situación de
seguridad", señaló Andrew Walker, corresponsal de Economía de la BBC.
"La política iraquí y un ambiente de
incertidumbre legal son también complicaciones importantes que crean
dudas sobre la solidez de los contratos petroleros", dijo Walker.
Más producción
En la primera subasta que se realizó en junio
pasado sólo se pudo concretar un acuerdo de los ocho contratos que se
ofrecían. Ese contrato lo firmaron la británica British Petroleum (BP) y
CNPC de China.
Esa primera licitación fracasó por falta de
postor o porque las empresas rechazaron los términos del acuerdo.
Para
cada yacimiento el gobierno exigía un nivel mínimo de producción muy
similar a la cantidad que se producía en la actualidad. Y en la letra
pequeña se especificaba que las petroleras que firmaran contrato sólo
empezarían a recibir dinero cuando superan esos mínimos.
Según los expertos la explotación de estos
campos petroleros eventualmente podría duplicar la producción de crudo
de Irak, que ocupa el tercer lugar entre los países con mayores reservas
petroleras.
Actualmente, la producción petrolera de Irak se
calcula en 2,4 millones de barriles diarios.
El primer ministro de Irak, Nuri al-Maliki, se
dirigió a los ejecutivos petroleros durante la apertura de la licitación
y alabó la transparencia del actual proceso de subasta.
Al-Maliki señaló que la vieja forma de licitar
había sido mediante la adjudicación de contratos en cuartos oscuros y a
puertas cerradas; pero ahora el proceso era limpio para todos, agregó.
Según la corresponsal de la BBC en Bagdad,
Natalia Antelava, aunque para las grandes compañías petroleras Irak
puede parecer un destino ideal, esta semana cinco explosiones -una de
ellas cerca del Ministerio de Energía y Petróleo- que provocaron la
muerte de cinco personas y cientos de heridos, hizo recordar a los
potenciales inversionistas los riesgos asociados a hacer negocios en ese
país.
La subasta se lleva a cabo en medio de
constantes disputas entre el gobierno central y la región autónoma kurda
en torno a cómo deben ser controladas las reservas de crudo.
Críticas
Cuando se realizó la primera subasta, el doctor
Muhammad Ali Zainy, experto en economía petrolera del Centro de Estudios
Globales de Londres y quien trabajó en el ministerio del Petróleo
iraquí por 14 años, le dijo a la BBC que había "mucha oposición por
parte de expertos petroleros y del comité sobre gas y petróleo del
parlamento (iraquí), porque cuando estas compañías internacionales tomen
control, eso va a significar que controlarán la industria petrolera
iraquí".
Según Ali Zainy, cuando en el futuro se
constituya una compañía nacional petrolera iraquí, probablemente no
tendrá dónde trabajar, porque los contratos que se iban a entregar
serían a 20 años y con posibilidad de extenderse.
El experto agregó que era posible que lo que
ocurría alimentara las suspicacias de quienes creen que el motivo final
de la invasión a Irak era apoderarse de su riqueza petrolera, aunque
agregó que él personalmente no cree que esta haya sido la razón para la
guerra.
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