25 noviembre 2009

Deslinde del Congreso con Alas Peruanas

Por: Juan Paredes Castro

En la relación del grupo Alas Peruanas con el Congreso hay más de un punto oscuro que debe esclarecerse.
Todo depende de que ambas instituciones tengan la entereza de explicar al país lo que este quiere saber. 

Si hay demasiados saltos sobre el suelo parejo, habría que ponerlo en el nivel correcto. Si se reconocen demasiados vericuetos, en los que apenas vemos la punta del hilo, entendamos entonces que no todo puede encapsularse como hasta hoy.

No se trata solo de despejar la presunción de conflictos de interés que pudiera alcanzar a algunos parlamentarios, como la que compromete a vocales supremos que aceptaron invitaciones del grupo a sabiendas de los procesos judiciales que enfrenta, sino de hasta qué punto la Comisión de Educación del Congreso y el plenario mismo podrían estar envueltos en autorizaciones de filiales universitarias, en abierta colisión con la ley y la Constitución.

En tanto el caso de los vocales supremos Francisco Távara y Jorge Solís sigue su curso de investigación en el Consejo de la Magistratura, el presidente del Congreso, Luis Alva Castro, y el rector de la Universidad Alas Peruanas, Fidel Ramírez Prado, deben tomar al toro por las astas y facilitar las investigaciones, aclaraciones y precisiones pertinentes.

El país no se llenaría de denuncias, escándalos ni puntos oscuros si en verdad funcionaran los mecanismos de transparencia que tanto se predican y muy poco se practican.

Con una expeditiva transparencia de por medio, todos los peruanos conoceríamos en el portal del Congreso los pelos y las señales de cada viaje parlamentario y de la misma manera en el portal del Poder Judicial el movimiento migratorio de jueces y vocales supremos.

Así estaríamos más cerca de las verdades que de las presunciones y más cerca de las sanciones que de las comisiones investigadoras improductivas.
Y más lejos —claro- de la impunidad.

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