Ante cerca de doscientos periodistas, y sin aceptar preguntas, Barack
Obama y Hu Jintao leyeron ayer en Pekín sendas declaraciones en las que
expusieron sus coincidencias, pero también dejaron entrever sus
diferencias. Tal como recoge la declaración final conjunta, los dos
países reconocieron que la principal discrepancia se refiere a los
Derechos Humanos en China, por lo que convocaron una ronda de diálogo en
febrero del próximo año, en Washington, para acercar posturas. «Todos
los pueblos y minorías tienen inherentes unos ciertos valores
universales, que no son principios exclusivos de EE.UU., sino de todos
los países», señaló el presidente norteamericano ante el máximo
dignatario chino. Tras la de cal, una de arena, al reconocer Obama el
principio de «una sola China» y la integridad de su soberanía
territorial para rechazar la independencia de Taiwán y del Tíbet. No
obstante, Obama instó al presidente chino a retomar el diálogo con el
Dalai Lama, considerado un terrorista separatista por Pekín. De esta
manera, ambos dirigentes cumplieron el expediente, con unos discursos
para sus respectivas audiencias, que se dieron por satisfechas. Todo
medido en una jornada marcada por la expectación que la visita de Obama
ha despertado en China. En la imagen, el dignatario estadounidense pasa
revista a las tropas que le rindieron honores. -Internacional
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