Dan Collyns
BBC, Lima
Las redes miden ocho metros por cuatro metros.
Parecen enormes redes de voleibol abandonadas que, en una de las laderas de las muchas colinas en la capital peruana miran en dirección oeste hacia el océano Pacífico.
Se inició como un experimento hace dos años y ahora están dando un salvavidas a algunos de los residentes más pobres de Lima.
La ciudad recibe un promedio de poco más de 40 milímetros de lluvia al año, pero lo que no consigue en los chaparrones, lo compensa la niebla.
Durante nueve meses del año gran parte de la ciudad costera está envuelta en la niebla del mar y estas redes se están utilizando para atraparla.
Las redes capturan la niebla en su malla de plástico grueso y las gotas caen en canales improvisados cuyo desagüe se efectúa en tanques del tamaño de piscinas ubicados más abajo en la ladera.
Usando cuatro de estas simples estructuras de ocho metros por cuatro metros, esta comunidad, encaramada en las estribaciones de los Andes, en el distrito de Villa María del Triunfo, puede recolectar alrededor de 240 litros de agua cada noche y una cantidad similar durante el día.
Irónicamente, un lugar que está casi siempre envuelto en niebla, se llama Bellavista.
"Han mejorado nuestra vida"
"Estas redes de niebla han mejorado nuestra calidad de vida. Podemos cultivar verduras para nuestras familias y usar esta humedad, que de otro modo se perdería, en lugar de tener que comprar agua", dijo Noe Neira Tocto.
Nuestro sueño es hacer esta agua apta para beber
Noe Neira Tocto
Las verduras ayudan a alimentar a estas familias de bajos ingresos, pero igual es necesario comprar agua para uso doméstico, como lavar y cocinar, agregó la entrevistada.
También se dedican al cultivo de árboles de Tara, cuyo fruto contiene taninos que se utilizan para el tratamiento de muebles de cuero.
La comunidad espera que el dinero obtenido de la venta de la fruta ayude a pagar por el mantenimiento de las redes. "Nuestro sueño es hacer esta agua apta para beber", dijo.
Vida sostenible
Olga Arce emigró a Lima para buscar trabajo.
A pesar de vivir en la periferia de la ciudad, los residentes de Bellavista son de zonas rurales que emigraron a la capital para buscar trabajo.
Los recién llegados consiguen la tierra que está más arriba en la colina, donde no hay conexión al suministro de agua municipal.
La agricultura es algo natural para los residentes como Olga Arce, quien emigró a Lima hace dos décadas.
"Toda persona que vive aquí es originaria de las zonas rurales. Para nosotros es natural cultivar y todos tenemos nuestras huertas", agregó.
Decenas de miles de peruanos podrían terminar emigrando a la ciudad pues el cambio climático parece estar ya interrumpiendo el ritmo de las estaciones en los Andes.
Vulnerable al cambio climático
Es increíble que esto esté sucediendo, hay internet, teléfono y televisión por cable, pero no hay agua, la necesidad más básica para la vida humana
Abel Cruz, grupo Peruanos Sin Agua
Perú, que alberga el 70% de los glaciares tropicales del mundo, es uno de los países más vulnerables al cambio climático.
Como los glaciares se reducen, es cada vez menor la cantidad de agua derretida que fluye a los ríos que abastecen a la zona árida, donde vive casi tres cuartas partes de la población.
Los modelos de cambio climático predicen que, eventualmente, van a desaparecer por completo.
El crecimiento caótico de Lima representa también una grave amenaza para los ya escasos recursos hídricos. La población, ahora de 8,5 millones, se ha más que duplicado en los últimos 30 años.
Es una de las ciudades más grandes del mundo que se encuentran en medio de una zona árida y alrededor de una cuarta parte de sus habitantes carecen de servicios básicos de agua.
Otra imagen
En el otro lado de la ciudad, en San Martín de Porres, ha surgido una imagen muy diferente de Bellavista. No hay agua corriente ni mucho menos niebla.
"Aquí estamos a 15 minutos del palacio de gobierno y la gente ha estado viviendo aquí durante 50 o 60 años sin agua", señaló Abel Cruz, quien encabeza el grupo Peruanos Sin Agua.
"Es increíble que esto esté sucediendo, hay internet, teléfono y televisión por cable, pero no hay agua, la necesidad más básica para la vida humana", dijo.
Amanda Solís teme por la salud de sus hijos.
Más de 250.000 personas en este barrio dependen de los camiones cisterna privados. Y pagan hasta 10 veces más que los residentes de barrios de clase media de Lima, como Miraflores, quienes tienen agua corriente.
Llenar un barril cuesta alrededor de 50 centavos de dólar.
"Mis hijos sufren de parásitos e infecciones intestinales debido a que el agua por la que pagamos ni siquiera se trata, es de un pozo", dijo Amanda Solís, líder comunitaria que hace campaña para que el gobierno coloque tuberías en su calle.
¿Agua para todos?
Guillermo León, director de Sedapal, la empresa estatal encargada de administrar el servicio de agua potable y alcantarillado en Lima y Callao, dijo que están comprometidos a que el 100% de los limeños tengan agua corriente y estén conectados a un sistema de alcantarillado para 2011.
Entendemos que la democracia significa el acceso a los servicios básicos. Pero tenemos que hacer un llamamiento a la solidaridad de las personas que ya tienen agua para reducir su consumo. No tiene sentido establecer nuevas tuberías para sólo proporcionar un hilo de agua
Guillermo León, director de Sedapal
"Entendemos que la democracia significa el acceso a los servicios básicos. Pero tenemos que hacer un llamamiento a la solidaridad de las personas que ya tienen agua para reducir su consumo. No tiene sentido establecer nuevas tuberías para sólo proporcionar un hilo de agua", explicó.
Los residentes de Lima que tienen la suerte de tener agua corriente consumen unos 250 litros al día, según Sedapal.
Esto es simplemente incompatible con los recursos hídricos de la ciudad. Las autoridades estiman que si los habitantes redujeran su consumo en 10 litros cada día, se podría suministrar agua a otras 130.000 familias.
"Cuando Francisco Pizarro fundó la ciudad de Lima, nunca imaginó que habría tanta gente viviendo aquí", aseguró León.
Un tercio de la población del Perú vive en la capital y sigue creciendo por las nuevas oleadas de migrantes.
Pese a los planes de construir túneles para llevar agua fresca del Amazonas, además de plantas de desalinización de agua de mar y una revisión de las tuberías de la capital, todavía no será suficiente agua, dijo León, a menos que los residentes de Lima cambien sus hábitos.
"Sin estos y otros cambios, Lima será totalmente insostenible y probablemente tengamos que cambiar de capital", agregó.
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