Estados
Unidos e Israel llevan adelante desde este miércoles lo que se cree es
su mayor ejercicio militar conjunto realizado en territorio israelí.
Los
juegos de guerra, que se extenderán por dos semanas, tienen como
objetivo simular un masivo y coordinado ataque de misiles desde tres
distintas direcciones contra Israel.
Los
militares israelíes aseguraron en un comunicado que el ejercicio
comenzó a ser preparado hace varios meses y que no era "en respuesta a
hechos mundiales" recientes.
Sin embargo,
la radio israelí citó a un comandante diciendo que sirve "para
prepararse para un Irán nuclear", según consignó la agencia Reuters.
Tim
Franks, corresponsal de la BBC para Medio Oriente, explica que el
ejercicio es visto como una advertencia a los enemigos de Israel y como
un intento de EE.UU. para tranquilizar a Israel mostrando que toma en
serio su seguridad.
Simulación de ataque
Se
calcula que unos 2.000 militares participan del ejercicio, además de al
menos 15 barcos de guerra estadounidenses. La contribución de la Fuerza
Aérea de EE.UU. también incluye los sistemas de defensa Aegis, Thaad,
Patriot y Hawk.
Se
cree que un sofisticado radar de EE.UU., situado en el desierto, será
fundamental para las maniobras pues simulará una enorme oleada de
misiles disparados contra Israel desde el sur, este y norte.
Las
maniobras que comienzan este miércoles constituyen el quinto ejercicio
organizado por ambos países en los últimos años en el marco de "Juniper
Cobra" y se espera que finalicen el 5 de noviembre.
La
mayoría de los observadores dentro de Israel, asegura Franks, creen que
el ejercicio, denominado "Juniper Cobra", lleva un doble significado.
Por un lado, enviar un mensaje de disuasión a los posibles atacantes de Israel, ya sea en Gaza, Líbano, Siria o Irán.
Por
otro, tratar de tranquilizar a Israel, en un momento en que crece la
preocupación por el programa nuclear de Irán, con muestras de que
EE.UU. toma la seguridad de Israel en serio.
Los
analistas aseguran que el ejercicio también puede servir para que
Israel se sienta más seguro y, por lo tanto, fomentar un retorno a las
negociaciones con los palestinos.
Relación complicada
Este ejercicio llega en un momento en que la relación entre EE.UU. e Israel no pasa por su mejor momento.
Desde
la llegada al poder, en marzo, del primer ministro israelí Benjamin
Netanyahu, el presidente Barack Obama ha insistido con que el gobierno
de Israel congele la construcción de asentamientos judíos en territorio
palestino.
Con Turquía, no
La
semana pasada, Turquía, uno de los pocos países musulmanes con quien
Israel tiene buena relación, canceló un ejercicio militar conjunto. La
relación entre ambos países se ha tensado este año, luego de que
Turquía criticara duramente la ofensiva israelí en Gaza.
Esto, algo clave para el reinicio de las conversaciones de paz -aseguran los palestinos-, no ha sido aceptado por Netanyahu.
Israel
ha ofrecido su consentimiento a un límite temporal a la construcción en
Cisjordania, pero no en la ocupada Jerusalén Oriental.
Obama,
quien nombró a un enviado especial para la región, el senador retirado
George Mitchell, ha buscado desde el comienzo de su gestión en enero
que palestinos e israelíes logren trabajar en conjunto por un acuerdo
de paz.
Sin embargo, a pesar de cierto
distanciamiento a nivel político, Washington sigue siendo quien más
ayuda militar y económica brinda a Tel Aviv.
Se
estima que de los US$5.700 millones destinados para ayudas militares
dentro del presupuesto del gobierno de Obama para el año 2010, casi el
50% irá a parar a Israel.
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