El Banco Mundial (BM) pidió la
aplicación de controles más estrictos a la compra de grandes extensiones
de tierra agrícola en países en desarrollo.
Qatar y Corea del Sur están entre los países que están comprando o arrendando tierra agrícola en África, dice el informe.
En el documento "Generando el interés global sobre las tierras de cultivo", el organismo asegura que los inversores de países más prósperos se dirigen a menudo a países en los que los títulos de propiedad están reconocidos de manera deficiente y, en ocasiones, esto implica que algunos agricultores puedan ser expulsados de sus tierras.
América Latina y el África subsahariana son, según el Banco Mundial, las regiones en las que la superficie de cultivo está creciendo más rápidamente y donde este tipo de operaciones son más comunes.
"Las compras de tierra a gran escala tienen un costo elevado. El velo de secretismo que a menudo rodea a estos tratos debe levantarse para que los agricultores pobres no tengan que pagar el precio de perder sus tierras", destacó un alto funcionario del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala.
"El Banco Mundial asegura que los precios inestables de los alimentos son un factor que influye en la tendencia de que inversores de países ricos compren tierras en el mundo en desarrollo. Al menos 45 millones de hectáreas fueron vendidas en operaciones de este estilo, diez veces más que en la década anterior", señaló el especialista en economía de la BBC Mark Gregory.
La institución financiera recomienda que los países en los que se adquieren las tierras intenten garantizar los derechos de propiedad de los agricultores y se les permita una negociación directa con los inversores para poder exigir una compensación justa.
Principios voluntarios
Las compras de tierra a gran escala tienen un costo elevado. El velo de secretismo que a menudo rodea a estos tratos debe levantarse para que los agricultores pobres no tengan que pagar el precio de perder sus tierras
Ngozi Okonjo-Iweala, director ejecutivo del Banco Mundial
Esos "consejos" piden, entre otras cosas, transparencia en las negociaciones, sustentabilidad ambiental y social y respeto a la seguridad alimentaria de los países donde se encuentran las tierras vendidas.
Por otro lado, el informe señala los beneficios que esas inversiones tienen para la productividad agraria de esos estados, aunque también subraya los riesgos que ese tipo de explotaciones pueden tener para el medio ambiente.
"En estos momentos, ninguno de los países africanos que están atrayendo la atención de los inversores llega a un cuarto de su producción agraria potencial. Más que centrarse en la expansión de las tierras de cultivo, es importante que los inversores y los gobiernos apoyen las mejoras en tecnología e infraestructura de los cultivos que ya existen", recomendó Klaus Deininger, economista del Departamento de Investigación del Banco Mundial y autor del informe.
Según las previsiones más conservadores, destacó el Banco Mundial, la superficie cultivada en los países en desarrollo crecerá a un ritmo de al menos seis millones de hectáreas anuales hasta 2030.
ECONOMÍA
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