Presidentes y representantes de países amazónicos y el presidente
francés, Nicolás Sarkozy, se dan cita este jueves en la Amazonía de
Brasil para llevar una propuesta conjunta a la cumbre del clima de
Copenhague, con la mira puesta en salvar la mayor selva troplical del
planeta.
La reunión de unas pocas horas en la ciudad brasileña de
Manaus (corazón de la Amazonía) ha sido convocada por el presidente
brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, cuyo país tiene la mayor fracción
de la selva amazónica.
Sarkozy asiste porque Francia tiene un
territorio en la Amazonía, la Guayana francesa. Los otros países
convocados son Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Venezuela y
Surinam.
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, que había
anunciado su participación en el encuentro al que asistiría su par
venezolano, Hugo Chávez, canceló su viaje, informó una fuente de la
Presidencia colombiana a la AFP este miércoles.
Lula había
declarado recientemente que propiciaría un encuentro entre Uribe y
Chávez, en busca de aliviar tensiones entre ambos países.
Ahora la
reunión se concentrará por completo en la cuestión climática.
Sarkozy
y Lula se comprometieron hace dos semanas en París a asumir una
"posición conjunta" para la conferencia de Copenhague que tendrá lugar
en diciembre.
De la reunión de Manaos, Lula "espera que el grupo
de países amazónicos y Francia den un mensaje ambicioso sobre temas que
son de relevancia mayor para la región" en la conferencia de Copenhague,
explicó el portavoz presidencial brasileño, Marcelo Baumbach.
"Brasil
considera esencial que la región (amazónica) participe de manera
cooperativa y convergente" en esa conferencia, añadió.
Paulo
Adario, responsable de la campaña Amazonía de Greenpeace, destacó en
declaraciones a la AFP el "interés de esta alianza entre Lula y Sarkozy,
ya que Francia ocupa un liderazgo importante en la Unión Europea y
Brasil está ejerciendo también un creciente liderazgo en el escenario
internacional".
El problema de la deforestación y la falta de
fijación de CO2 por causa de la destrucción del manto vegetal se
concentra sobre todo en Brasil, que tiene la mayor extensión de selva
tropical del mundo y experimenta una explosión de su sector
agropecuario, destacan los ecologistas.
Brasil ofrecerá en
Copenhague un empeño en la lucha contra la deforestación, pero también
quiere que los países ricos ayuden a financiar ese esfuerzo para salvar
la Amazonia, cuyo papel es clave en la sustentabilidad del planeta tanto
como reservorio de agua como de carbono nocivo al clima, que es captado
por su vegetación y liberado cuando el manto vegetal se destruye.
Cuarto
emisor mundial de gases con efecto invernadero, Brasil se ha
comprometido a reducir entre 36% y 39% sus emisiones de CO2 con relación
a un total estimado para 2020. La mitad de ese esfuerzo pretende
cumplirlo con un recorte de 80% de la deforestación de la selva
amazónica.
Ya este año Brasil presentó el menor nivel de
deforestación en 20 años, y aun así fueron 7.000 km2.
La
conferencia de Copenhague, que se celebrará del 7 al 18 de diciembre,
fue convocada para cerrar un acuerdo mundial contra el cambio climático,
que reemplace al Protocolo de Kyoto que termina en 2012.
Numerosos
puntos bloquean las negociaciones, entre otros cuál es el grado de
compromiso que deben asumir los países ricos en reducción de emisiones y
cómo entran en ese acuerdo Estados Unidos -que no aprobó Kyoto- y los
países en desarrollo, algunos de ellos grandes emisores, como China,
India y Brasil.
Además de Lula, Chávez y Sarkozy, estará presente
el mandatario guyanés Bharrat Jagdeo.
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