17 diciembre 2009

El terror vuelve a las calles de Bagdad

Cinco atentados con coches bomba en la capital iraquí causan más de un centenar de muertos y casi 500 heridos - El país árabe celebrará elecciones el 7 de marzo 

 Cinco atentados coordinados sacudieron ayer el centro de Bagdad y causaron 127 muertos y cerca de medio millar de heridos. Los ataques con coches bomba, que tuvieron como objetivo varios ministerios y edificios oficiales, eclipsaron el anuncio de la fecha de las próximas elecciones legislativas: el 7 de marzo del año que viene. Tal vez ése era el principal objetivo de los terroristas. La violencia puede minar la credibilidad del primer ministro, Nuri al Maliki, que basa sus planes electorales en que ha traído la seguridad a Irak.

Los cinco vehículos, de los que al menos dos estaban conducidos por suicidas, estallaron con pocos minutos de intervalo poco antes de las diez y media de la mañana en varios barrios de Bagdad. Las explosiones, que conmocionaron a la población, destruyeron un ala del Palacio de Justicia, un departamento del Ministerio del Interior, un túnel que conducía al Ministerio de Trabajo, un instituto de tecnología y la sede provisional del Ministerio de Trabajo, según fuentes policiales citadas por la agencia France Presse.

"Al menos 127 personas han resultado muertas y 448 heridas", declaró una fuente del Ministerio del Interior. El Ministerio de Salud precisó que resultaba difícil determinar el número exacto porque muchos cuerpos habían quedado hechos pedazos.

De nuevo se repitieron las imágenes de desolación y desamparo de las que la capital iraquí no termina de librarse. El ulular de las sirenas de las ambulancias se mezclaba con los llantos de los familiares que acudían en busca de noticias de sus seres queridos, mientras los servicios de socorro se afanaban en medio de los escombros y el polvo. Los militares estadounidenses enviaron equipos y material forense para ayudar a los iraquíes.

"Estos ataques intentan claramente exponer la falta de control del Gobierno. Si hay más atentados de este tipo y el Gobierno de Al Maliki no logra establecer la seguridad y el orden, su lista Estado de la Ley puede resultar castigada en las urnas", explicó a EL PAÍS Joost Hiltermann, del International Crisis Group.

Aunque en conjunto la violencia se ha reducido de forma significativa durante el último año, los atentados de ayer, los más graves que se producen en Bagdad en más de un mes, prueban la capacidad de los terroristas para llevar a cabo acciones espectaculares en la capital, y constituyen un mensaje para las autoridades. Es la tercera vez desde agosto que atentan contra edificios oficiales, un cambio de táctica frente a los pequeños, pero más frecuentes, ataques a mercados y otros objetivos fáciles que eran su norma hasta ahora.

"Los enemigos de Irak y de su pueblo quieren fomentar el caos en el país y perturbar las elecciones", afirmó Al Maliki en un comunicado.

El consejero de Seguridad Nacional, Moafaq al Rubai, y otros responsables se apresuraron en culpar a Al Qaeda, pero los analistas ven la mano de los insurgentes suníes. "Al Qaeda ha estado activa en Bagdad últimamente. Su objetivo es mostrar que el Gobierno no es capaz de proteger a los civiles y a su propia gente, y también desanimar la asistencia a las urnas", declaró Al Rubai a la BBC.

Sin duda, la planificación se parece a la de los atentados del 19 de agosto y del 25 de octubre, que dejaron más de 250 muertos y que también se atribuyeron a Al Qaeda y a fieles al régimen de Sadam Husein. Sin embargo, precisamente a causa de la proximidad de la cita electoral, algunos observadores temen que los dirigentes iraquíes estén tratando de evitar la atención sobre un posible rebrote de la insurgencia suní.

Tal eventualidad constituiría un mazazo a la credibilidad del Gobierno justo antes de las legislativas del próximo 7 de marzo, las segundas desde el derrocamiento de Sadam en 2003 y las primeras en las que la comunidad árabe suní va a participar.
De hecho, el retraso de siete semanas sobre la fecha prevista ha estado motivado porque esa comunidad, que boicoteó las legislativas de 2005, deseaba una mayor representación en el futuro Parlamento. El vicepresidente Tariq al Hashemí, un suní, vetó la primera versión de la ley para conseguir cambios en la distribución de los 325 escaños que pasará a tener la Cámara (frente a los 290 actuales), y que reserva una cuota para los desplazados por la violencia, en su mayoría suníes.

La nueva proposición de ley fue aprobada por los diputados en una sesión de emergencia celebrada poco antes de la medianoche del pasado domingo.

El 7 de marzo sobrepasa el plazo constitucional para las elecciones, pero cae 10 días antes de que expire el mandato de Al Maliki. No obstante, la pelea política que se ha librado en las últimas semanas ha dejado constancia de la profunda división sectaria que aún sufre Irak. Muchos árabes suníes, la minoría que ha controlado el país desde principios del siglo XX, han tenido dificultades para aceptar la dominación de la mayoría chií tras el derrocamiento de Sadam y ese descontento ha alimentado la insurgencia desde entonces.
Los atentados también reforzaron la preocupación sobre las carencias de la seguridad iraquí cuando se acerca la fecha de la retirada de los 115.000 soldados que Estados Unidos tiene estacionados en el país. De hecho, el Parlamento convocó una sesión urgente en la que muchos diputados pidieron responsabilidades por los aparentes fallos.

El jefe militar estadounidense en Irak, el general Ray Odierno, ya había advertido de un previsible aumento de los atentados según se acercara el escrutinio, como de hecho ha ocurrido antes de cada una de las cuatro veces que los iraquíes han acudido a las urnas desde 2003. Odierno contempla pedir a Washington que retrase la retirada progresiva de fuerzas, en caso de que la situación así lo aconseje. Las tropas de combate tienen previsto salir de Irak antes de agosto de 2010, en la primera fase hasta su repliegue total a finales de 2011.

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