Houston, EU.- El telescopio espacial Spitzer de la NASA ha descubierto un muy enorme anillo alrededor de Saturno, el más grande, con mucho, de los numerosos anillos que posee el planeta gigante.
El nuevo cinturón está en el límite lejano del sistema de Saturno, con una órbita inclinada 27º del plano de los anillos principales.
El material que lo compone está entre los seis y 12 millones de km del planeta. Una de las lunas más alejadas de Saturno, Febe, orbita en el interior de este nuevo anillo y, probablemente, sea la fuente de su material.
El nuevo anillo de Saturno es ancho, su altura vertical es unas 20 veces el diámetro del planeta.
Se necesitan unos mil millones de planetas como la Tierra para rellenar el anillo. “Este es un anillo de tamaño súper”, afirmaba Anne Verbiscer, una astrónoma de la Universidad de Virginia, Charlottesville.
“Si pudieras observar el anillo, abarcaría el ángulo de dos lunas llenas en el cielo, una a cada lado de Saturno”.
Verbiscer, Douglas Hamilton de la Universidad de Maryland, College Park y Michael Skrutkie, de la Universidad de Virginia, Charlotesville, son los autores de un artículo sobre el descubrimiento que será publicado en la versión on-line de la revista Nature.
El anillo es en sí muy tenue, compuesto de finas partículas de hielo y polvo. Los ojos infrarrojos de Spitzer fueron capaces de ver la tenue luz del frio polvo del anillo.
El telescopio se lanzó al espacio en el 2003 y está en órbita alrededor del Sol a unos 107 millones de km de la Tierra.
Este descubrimiento puede ayudar a resolver un antiguo enigma de una de las lunas de Satunro, Japeto, que tiene una extraña apariencia, un lado es brillante y el otro es muy oscuro, como si se pareciera al signo del ying-yang.
El astrónomo Giovanni Cassini fue el primero en observar esta luna en 1671, y años más tarde se dio cuenta de que tenía un lado oscuro, denominado Cassini Regio en su honor.
El nuevo componente de Saturno podría explicar cómo pudo formarse la región Cassini Regio.
El anillo orbita en la misma dirección que Febe, mientras que Japeto, el resto de lunas y los propios anillos principales orbitan en dirección opuesta.
Según algunos científicos, parte del material oscuro del anillo exterior se mueve al interior hacia Japeto, impactando en la luna como los insectos contra un parabrisas.
“Los astrónomos han sospechado durante mucho tiempo que existe una relación entre la luna exterior Febe de Saturno y el material oscuro de Japeto”, indicaba Hamilton.
“Este nuevo anillo da mas credibilidad a esa relación”. Verbiscer y sus colaboradores utilizaron la cámara del infrarrrojo largo de Spitzer, denominada fotómetro de imagen multibanda, para explorar un trozo de cielo lejano de Saturno y algo al interior de la órbita de Febe.
Los astrónomos intuían que Febe podría estar orbitando en un cinturón de polvo arrojado por las colisiones menores con cometas, un proceso similar al que se produce alrededor de las estrellas con discos de polvo de restos planetarios.
Estaban tan seguros, que cuando se tomó la primera imagen apareció enseguida la franja de polvo.
El anillo sería prácticamente imposible de ver con telescopios de luz visible. Sus partículas son muy difusas y pueden extenderse más allá del grueso del anillo, hasta llegar a Saturno, y también hacia afuera, al espacio interplanetario.
El número relativamente pequeño de partículas del anillo no refleja mucho la luz visible, más aún cuando la luz solar en Saturno es muy débil.
“Las partículas están tan apartadas que si estuvieras en el propio anillo no te darías cuenta de ello”, decía Verbiscer.
Spitzer puede percibir el pequeño fulgor del frio polvo, que tiene una temperatura de sólo 80ºK (o unos 193ºC bajo cero).
Los objetos fríos brillan con luz infrarroja o radiación térmica. Por ejemplo, un helado emite luz infrarroja.
“Enfocando su cámara al tenue anillo de polvo frio, Spitzer lo encontró fácilmente”, decía Verbiscer. Estas observaciones se realizaron antes de que Spitzer agotara su refrigerante en Mayo y comenzara su misión “cálida”.
El anillo es enorme y lejano del planeta y del resto de sus majestuosos anillos. Se tardó tanto en descubrir porque el anillo es muy tenue, con partículas muy dispersas.
Si estuvieras en medio del anillo, no podrías percibirlo, porque las partículas están muy separadas.
Debido a la poca luz solar en Saturno y la baja dispersión del anillo, no se ha podido detectar con la luz visible.
Spitzer fue capaz de observarlo no porque viera la luz dispersada por el anillo, sino porque percibió la radiación infrarroja emitida por el anillo, aún cuando está a una temperatura muy fría.
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