16 febrero 2010

La OTAN reconoce 12 civiles muertos por error pero está satisfecha con ofensiva

HAJI QARI SAHEB, Afganistán — La OTAN reconoció este domingo la muerte por error de 12 civiles en la operación 'Mushtarak' ('Juntos') contra el bastión talibán de Marjah (sur), en el segundo día de la principal ofensiva contra los rebeldes desde 2001.

La OTAN reconoció su responsabilidad en la muerte de 12 civiles que fueron impactados por cohetes que erraron su objetivo y pidió excusas a través del comandante de las tropas extranjeras en Afganistán, el general estadounidense Stanley McChrystal.

Según el presidente afgano, Hamid Karzaï, los civiles muertos habrían sido impactados por un cohete durante la operación, por lo que ordenó una investigación.

La ISAF indicó que los cohetes fueron lanzados desde un sistema de artillería móvil montada sobre un camión, de tipo HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System) y que la utilización de los HIMARS estaba suspendida en espera de resultados de la investigación.

El general del ejército afgano Shair Mohamad Zazai dijo a la prensa en la capital provincial Lashkar Gah que en la ofensiva han muerto 27 militantes armados, lo que aumenta el balance del sábado que era de 20 talibanes muertos.

La ofensiva avanza "bien", afirmó por su parte este domingo el consejero para la seguridad nacional del presidente estadounidense, Barack Obama, general James Jones.

"Es un momento importante porque es la primera vez que reunimos todos los aspectos de la nueva estrategia" del presidente Barack Obama, declaró Jones, agregando que "estamos en la primera fase, pero todo transcurre bien".

En la operación participan 15.000 militares de la OTAN, en su mayoría estadounidenses, que forman parte de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad de la OTAN (ISAF, por sus siglas en inglés), y 2.500 soldados afganos.

La OTAN informó de la muerte de otro soldado extranjero por una bomba artesanal, sin precisar ni la nacionalidad ni si la muerte está relacionada con la ofensiva, que se añade a los dos soldados muertos el sábado, un británico y un norteamericano, en las mismas circunstancias, en las cercanías de Marjah.

La muerte de este soldado lleva a 73 el número de soldados extranjeros caídos en Afganistán desde inicios de 2010. En 2009 el balance fue en total de 520 decesos.

Según la OTAN los talibanes sólo responden recurriendo sobre todo a las minas en las carreteras y a los francotiradores.

Los responsables militares de la OTAN y los generales británicos están "muy satisfechos" del desarrollo de la operación, indicó en Londres el general Gordon Messenger, portavoz del ejército británico.

"Hay enfrentamientos esporádicos", pero los talibanes "fueron incapaces de oponer una resistencia coherente", agregó Messenger, que dio cuenta de "un pequeño número de rebeldes muertos".

Las fuerzas internacionales ocuparon "objetivos estratégicos, y por el momento enfrentan una oposición mínima", concluyó el general Messenger.

Para el Gobierno afgano y la OTAN, la ofensiva 'Mushtarak' es la primera fase de un plan tendiente a restaurar la autoridad central en la provincia de Helmand, uno de los principales bastiones de los insurgentes y "granero" de opio.

El presidente estadounidense, Barack Obama, es informado hora por hora del avance de la ofensiva, indicó la Casa Blanca.

La ofensiva 'Mushtarak' es la principal operación desde que Obama anunciara en diciembre pasado el envío de 30.000 soldados más a Afganistán con el objetivo de frenar el avance de la insurrección talibana.

Anunciada desde hacía varias semanas, la ofensiva comenzó el sábado, cuando 60 helicópteros despositaron en Marjah a centenas de marines y soldados afganos.

Los portavoces talibanes se burlan de una operación "mediática" contra una "zona muy pequeña".

"Matamos a seis soldados extranjeros en los primeros enfrentamientos", afirmó en la noche del sábado el portavoz talibán Yusuf Ahmadi.

'Mushtarak' apunta a controlar la zona de Marjah, en la que viven unas 125.000 personas, muchas de las cuales huyeron antes del inicio de la ofensiva.

Los insurgentes habían prometido una resistencia encarnizada pero no frontal, recurriendo a sus tácticas habituales de bombas en las carreteras y emboscadas.

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