04 octubre 2009

Análisis: Río era la mejor candidata

La elección de Río de Janeiro es una oportunidad para una región postergada por el olimpismo.
Río de Janeiro era la mejor candidata, pero la excelencia no garantiza el éxito en una votación de delegados de todo el mundo, tras un proceso político que reacciona ante intereses legítimos y, a veces, de los otros.
La candidatura brasileña era la mejor porque satisfacía un mayor número de genuinas aspiraciones del movimiento olímpico: un buen proyecto, una sede que encuentra inmediato eco popular en el mundo, oportunidad a una región postergada por el olimpismo, reconocimiento del valor del deporte en el país anfitrión y suficiente poderío económico para que la inversión, tan cuantiosa, no sea una carga social intolerable.
La sorpresiva eliminación de Chicago en la primera votación es un duro golpe político para el presidente de Estados Unidos, que a último momento decidió viajar a Copenhague, sabiendo que un revés para la candidatura de su ciudad adoptiva sería presentada por sus enemigos como una muestra de debilidad, una derrota humillante para el país.
Los estadounidenses todavía recuerdan el fracaso de Nueva York en su intento de organizar los Juegos de 2012, que se harán en Londres.
La primera ronda de votaciones en el COI puede dar estas sorpresas, porque los delegados prometen sus votos a más de una ciudad: un voto, el primero, para la ciudad X, “que no puede ganar” pero con la cual se tiene “un compromiso”; el segundo para la ciudad de su predilección y, si ésta también queda marginada, el tercero para desempatar entre las finalistas.
Seguramente más de un delegado habrá dicho al Presidente o a su esposa Michelle: “Yo debo votar por Tokio, es un compromiso que no puedo evitar, pero en segunda ronda y en la decisiva votaré por Chicago”.
Y esto contribuyó a que la candidatura más débil, la de Tokio, sorteara la primera ronda, mientras que una de las favoritas se quedó en el camino.
Pero el fracaso no se puede atribuir solamente a una mala gestión de los votos prometidos.
Es evidente que la candidatura perdió impulso en los últimos meses, ya que en junio pasado, cuando el COI escuchó las presentaciones finales de las cuatro ciudades, los enviados de la BBC recogieron una clara inclinación hacia Río de Janeiro y Chicago.

Madrid y Tokio

El hecho de que Madrid llegara a la ronda final se debe mucho más a la capacidad de persuasión de dos personajes: el rey Juan Carlos, un ex competidor olímpico, que se tutea con muchos delegados (además de burócratas, hay numerosos ex atletas y también aristócratas), y Juan Antonio Samaranch, ex presidente del COI y patriarca del movimiento olímpico.
El último informe del COI había resultado desalentador para los organizadores de Madrid y Tokio.
Los españoles, sin dejar de enorgullecerse, con razón, de la calidad de su proyecto, reconocían en privado que sus posibilidades no eran muchas. Les fastidió, en particular, que se expresaran dudas sobre el compromiso español con la lucha antidopaje.
El presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, encaró este problema al señalar ante los delegados la severidad de la nueva ley antidopaje.
Los españoles también enfatizaron la importancia social del proyecto, diciendo que la villa olímpica sería luego destinada a viviendas.
Pero el hecho de llegar a la ronda final se debe mucho más a la capacidad de persuasión de dos personajes: el rey Juan Carlos, un ex competidor olímpico, que se tutea con muchos delegados (además de burócratas, hay numerosos ex atletas y también aristócratas), y Juan Antonio Samaranch, ex presidente del COI y patriarca del movimiento olímpico.
A los 89 años, el veterano dirigente catalán todavía es escuchado con respeto por delegados que, en algunos casos, le deben su carrera.
Samaranch pidió el voto por Madrid poco antes de la votación. Se las arregló, con mucha gracia y no poca astucia, para dar la sensación de que era el último favor que pedía.

Obama no pudo

La “humillación” de Chicago sugiere que la influencia del dinero y del poder político ya no tiene la fuerza arrolladora de hace algunos años.
Mujer en Chicago
El principal atractivo de Chicago era el apoyo empresarios y de los medios de comunicación.
El principal atractivo de la ciudad era el apoyo de la hermandad de los empresarios y de los medios de comunicación, que asegurarían el éxito comercial de los juegos y su difusión en el mercado más rico.
El viaje de Obama fue interpretado (después de la votación) como una señal de que los negociadores no estaban convencidos de que los números cuadraran: les faltaban votos y él acudió en apoyo de su esposa.
En nuestro comentario anterior decíamos que de todos los grandes personajes reunidos en Copenhague, Obama era el que más arriesgaba.
Los brasileños festejan ahora, y con ellos todos los latinoamericanos.
En los próximos días, después de la fiesta, comenzará el balance: son muchos los comentaristas que no están convencidos de la conveniencia de gastar sumas cuantiosas en un festival deportivo mastodóntico.
Objetan, en particular, el desvío de fondos para el desarrollo de una ciudad en particular (y, en este caso, bastante próspera), a expensas de otras localidades o regiones más necesitadas.
En los próximos meses escucharemos esas voces.
Por ahora, todos estaremos festejando.
http://www.bbc.co.uk/mundo/cultura_sociedad/2009/10/091002_1934_olimpiadas_rio_mejor_rb.shtml 

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