Afganistán se enfrenta a dos problemas graves: la inseguridad y la
corrupción. Ocho personas resultaron muertas ayer en un atentado suicida
en Kabul. El ataque se produjo cerca de un hotel utilizado por
extranjeros en el barrio de Wazir Akbar Khan, sede de varias embajadas y
ONG. Entre los fallecidos se hallan dos guardaespaldas del ex
vicepresidente Ahmad Zia Masud.
Este atentado se produjo poco después de que el presidente afgano, Hamid
Karzai, inaugurara una conferencia de tres días sobre la corrupción.
Los aliados de Karzai, los países que ponen tropas y dinero, quieren que
la lucha contra la corrupción sea la prioridad del Gobierno. Karzai,
pese a sus promesas de reforma, defendió ayer al alcalde de Kabul, Abdul
Ahad Sayebi, condenado la semana pasada a cuatro años de prisión. Es la
primera condena de un alto cargo por corrupción. "Conozco al alcalde,
es una persona limpia", dijo el presidente en medio de la sorpresa
general.
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