La forma elegida para negociar a contrarreloj en un reducido grupo de 25
países (con representación de Naciones Unidas y la UE) para intentar
sacar adelante un acuerdo en Copenhague sentó ayer muy mal a dos
dirigentes que han dado bastante de qué hablar en esta Cumbre del Clima:
los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales.
"Para nosotros no hay documento, esto es lamentable y la culpa es de
la irresponsabilidad y la falta voluntad política de un pequeño grupo de
países encabezado por los Estados Unidos", comentó Chávez en una rueda
de prensa en la que escenificó al lado de Morales su portazo a esta
conferencia justo antes de marcharse. "No conocemos ninguna declaración,
los documentos que se vinieron trabajando por dos años en intensas
jornadas por nuestras delegaciones de todo el mundo quedaron ahí como
congelados, como bajo la nieve que está cayendo en Copenhague", afirmó
el venezolano.
"Ahora que pretendan sacar un documento de la nada
como dijo ayer el representante chino sería bien lamentable y
vergonzoso, por eso nosotros no podemos apoyar, aprobar, ni aceptar algo
que desconocemos".
Considerados enemigos
El
presidente de Bolivia, que aseguró "tener mucha premura", fue todavía
más explícito: "Circula por aquí y por allá un documento que no es de
consenso. Nos informan de que Dinamarca ha invitado a países amigos, y
yo me siento amigo de Dinamarca, pero no he sido invitado. No es posible
que nos consideren enemigos", comentó en alusión al grupo de 25 países
que trata a la desesperada de acercar posiciones a puerta cerrada para
alcanzar un acuerdo. "Lamento mucho esta forma de excluir, aunque saludo
que en el último momento nos hayan permitido expresar nuestras enormes
preocupaciones".
Las palabras de estos dos presidentes también
mostraban la división producida en el seno del grupo de los países en
desarrollo (el G77) por la financiación ofrecida por los países más
ricos para adaptarse a los efectos del cambio climático. "Lo que quieren
es dividir con la plata a los países que luchan por la vida", criticó
también el presidente de Bolivia. "La destrucción del cambio climático
no se puede resolver con plata, es importante la plata, pero más
importante es el planeta Tierra. Aquí proponiendo 10.000 millones,
30.000 millones de dólares para convencer, tal vez eso resuelva la
gestión de un presidente, pero no va a resolver la vida de los pueblos
en el mundo".
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