El Parlamento español ratificó
este martes la reforma del mercado laboral que decretó el gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero, con la que se pretende atacar el problema
del desempleo en la nación europea, que actualmente está en torno al
20%.
Sin embargo, la abstención del conservador Partido Popular (PP), el principal de la oposición, de los nacionalistas catalanes y vascos, y de otros grupos minoritarios permitió al gobierno sacar la reforma adelante.
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La reforma se tramitará como proyecto de ley con el procedimiento de urgencia, lo que permitirá la presentación de enmiendas parlamentarias al texto original.
La corresponsal de la BBC en Madrid, Sarah Rainsford, indicó que pese a que los diputados de todos los signos políticos "acusaron al ejecutivo de crear una reforma confusa e ineficaz", en lugar de rechazarla optaron por abstenerse, de forma que tendrán oportunidad de "discutir todos sus detalles y presentar enmiendas".
Rainsford apuntó que este proceso "dará a las medidas finales más legitimidad y podría incluso repeler una huelga general" que los principales sindicatos españoles han convocado para el próximo mes de septiembre.
Descontento generalizado
Según Robledo, la reforma -que pretende hacer frente a la crisis y al enorme desempleo español que afecta a unos cuatro millones de personas- penaliza los contratos temporales, pero también facilita el despido en las empresas con pérdidas, entre otras medidas.
Para ello contempla la creación de un fondo para abonar parte de las indemnizaciones por despidos, que comenzará a funcionar en 2012.
Asimismo abre las puertas para que las empresas que presenten pérdidas continuadas durante 6 meses puedan reducir su plantilla con una indemnización de 20 días por año trabajado.
ESPAÑA
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