Las cepas del mosquito anofeles
responsables de la transmisión de malaria han evolucionado tanto que ya
desarrollaron una nueva especie, afirman investigadores.
La investigación, publicada en la revista Science, afirma que el hallazgo es particularmente importante porque las herramientas con que se cuenta actualmente para controlar a los mosquitos -como los insecticidas- podrían ser efectivos contra una de las cepas del mosquito, pero no la otra.
Los científicos señalan asimismo que ahora "será necesario monitorear muy de cerca la formación genética de las diversas cepas del anofeles para observar cambios que pudieran permitir al mosquito evadir las medidas de control en el futuro".
La malaria contagia cada año a más de 200 millones de personas en el mundo, la mayoría en África, y mata a más de un millón, principalmente niños menores de cinco años.
Especie efectiva
Aunque entre 30 o 40 especies del anofeles pueden actuar como vectores transmisores de malaria, la más conocida es la Anopheles gambiae, porque es la especie que transmite al parásito más peligroso, el Plasmodium falciparum.
En África hay dos cepas del A. gambiae -que se conocen como M y S- que son las principales responsables de la transmisión de la enfermedad en la región. Y hasta ahora se creía que estas cepas eran físicamente idénticas.
El nuevo estudio descubrió, sin embargo, que éstas han evolucionado rápidamente y se han convertido en especies diferentes.
En la investigación, en la que participaron científicos del Imperial College de Londres, del Instituto J.C. Venter, el Instituto Broad y la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y la Universidad de Notre Dame, en Francia, analizó los genomas de las cepas M y S del A. gambiae.
Estudios previos habían detectado unas cuantas "marcas" de divergencia entre ambos genomas. Pero los nuevos resultados, dicen los investigadores, revelan que las diferencias en los genomas de las cepas M y S podrían afectar el desarrollo del mosquito, su conducta de alimentación y su reproducción.
Para confirmar los resultados los científicos compararon 400.000 puntos donde se habían detectado variaciones en ambos genomas.
Encontraron que ambas cepas parecen estar evolucionando de forma diferente. Esto, dicen, probablemente es una respuesta a factores en sus ambientes específicos como los distintos hábitats larvarios o patógenos y depredadores diversos.
"Con los resultados de nuestro estudio podemos ver que los mosquitos están evolucionando mucho más rápido de lo que pensamos" afirma la doctora Mara Lawniczak, quien dirigió el estudio en el Imperial College de Londres.
"Y desafortundamante, las estrategias que podrían funcionar contra una cepa de mosquito podrían no ser efectivas contra otra".
"Es importante identificar y monitorear estos cambios genéticos escondidos en los mosquitos si deseamos tener éxito en el control efectivo de la malaria combatiendo a los insectos", señala la investigadora.
Los científicos planean ahora llevar a cabo más estudios para poder identificar cuáles son las variaciones en los genes del mosquito que afectan su susceptibilidad a infectarse con malaria.
CIENCIA
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