No es necesario ser un ambientalista para estar preocupado por la supervivencia de las especies en el planeta.
Pensemos en los agricultores en China, que ahora deben pagar para que sus árboles de manzana sean polinizados porque no hay suficientes abejas.
Y no son sólo las abejas las que están decayendo. Como resultado directo de la actividad humana, las especies se están extinguiendo a un ritmo mil veces superior al considerado natural.
Los ecosistemas también están sufriendo. El 20% de los arrecifes de coral han sido destruidos en décadas recientes y otro 20% se encuentra seriamente amenazado.
Las estadísticas conciernen a todos, porque somos todos los que acabaremos pagando la cuenta.
El verdadero costo
La menor de las dos cifras es equivalente a toda la producción anual del Reino Unido o Italia.
Un segundo estudio, también realizado para la ONU, estima un costo aún mayor. La consultora Trucost, especializada en empresas y medio ambiente, calcula que el monto asciende a US$6,6 billones, o sea, cerca de un 11% de la producción económica mundial.
Estas cifras son naturalmente estimaciones. No hay una ciencia exacta que permita medir el impacto humano en el medio ambiente, pero los estudios dejan en claro que la destrucción de los ecosistemas representa un grave riesgo para la economía mundial.
Servicios naturales
Tanto empresas como individuos operaron durante mucho tiempo con la asunción de que los recursos eran infinitos, pero no lo son. Y sólo cuando se calcula cuánto cuesta protegerlos o reemplazarlos es que queda en claro cuán vitales son para la economía global.
En algunos casos, el vínculo es obvio. Por ejemplo, se requiere agua para los cultivos que nos alimentan. Y los peces proveen un sexto de la proteina consumida por la humanidad.
En otros casos, los nexos no saltan a simple vista. Los arrecifes son una barrera natural que protege a las costas ante tormentas devastadoras, las plantas proveen el material para medicamentos que salvan vidas y los insectos son los encargados de polinizar gran parte de los cultivos más productivos.
El caso de las abejas
Las inundaciones de 1998 en China mataron más de cuatro mil personas, desplazaron a millones y causaron pérdidas estimadas en US$30.000 millones. El gobierno chino reconoció que el corte indiscriminado de árboles en las cinco décadas anteriores había reducido drásticamente la protección contra inundaciones y prohibió la tala en esa zona.
El Centro de Investigaciones Forestales estima que en los 50 años anteriores a la prohibición, la tala le costó a la economía china cerca de US$12.000 millones al año.
"Una necesidad absoluta"
"La biodiversidad es valiosa para todos, pero es absolutamente esencial para los pobres", asegura Paven Sukhdev, banquero y uno de los autores del TEEB.
La biodiversidad es valiosa para todos, pero es absolutamente esencial para los pobres
Paven Sukhdev
Pero no sólo serán las poblaciones más pobres las que sufrirán. Las empresas serán cada vez más afectadas, teniendo que reemplazar servicios que los ecosistemas tradicionalmente ofrecían sin costo o pagar nuevos impuestos para financiar la preservación del medio ambiente. Y a esto se suma el costo generado por los desastres naturales, cada vez más frecuentes.
El daño ambiental causado por las principales 3.000 empresas del mundo en 2008 fue de US$2,15 billones, cerca de un tercio de sus ganancias combinadas, según estimaciones de Trucost.
Se trata de estimaciones, pero la escala del costo que deberán afrontar las empresas por su daño al medio ambiente no puede ser ignorada.
"Es bastante aterrador. Nadie en el mundo empresarial piensa que en algún momento esto no nos afectará", señala Gavin Neath, vicepresidente de sostenibilidad en Unilever.
Pensiones
Los consumidores no sólo deberán pagar mayores precios. De acuerdo a Trucost, las ganancias de las principales empresas se verán afectadas y los costos de las acciones caerán.
Es en estas empresas, precisamente, que invierten los fondos de pensión, por lo que podrían verse afectados los montos de las jubilaciones de millones de personas.
El costo de la actual degradación de los recursos naturales de la Tierra será pagado por todos, ambientalistas o no.
ECONOMÍA
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