QUITO — La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) acordó el martes
en Quito crear un fondo de hasta 100 millones de dólares y pedir al BID
un crédito por 200 millones para Haití, país que según el organismo debe
liderar su reconstrucción tras el sismo del 12 de enero.
El
mecanismo, que celebró una cumbre extraordinaria con la participación
del presidente de Haití, René Preval, coordinó acciones para canalizar
la ayuda e impulsar la reconstrucción mediante un plan conjunto con el
gobierno haitiano.
Tras la reunión, Preval bajó el tono a la
polémica por el despliegue de unos 20.000 soldados de Estados Unidos
después del terremoto, indicando que hay intereses mutuos derivados de
la migración, y que la presencia militar involucra a otras naciones.
Los
doce miembros de la Unasur acordaron crear un fondo de unos 100
millones de dólares para financiar obras en los sectores vial, agrícola y
de la salud -planteados por Preval como prioritarios- con aportes que
dependerán del Producto Interior Bruto (PIB) de cada país.
También
solicitarán al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) un préstamo por
hasta 200 millones de dólares a largo plazo y con el menor interés, el
cual será "garantizado y asumido" por la Unasur, según la declaración
final.
De acuerdo con Naciones Unidas, las promesas de dinero -ya
entregado o prometido- para Haití a nivel mundial alcanzaban a finales
de enero 2.000 millones de dólares.
Los países sudamericanos, que
tomaron esas decisiones acogiendo una propuesta del presidente peruano,
Alan García, subrayaron que el proceso de reconstrucción debe ser
liderado por el gobierno haitiano.
"Apoyamos los esfuerzos del
gobierno de Haití para que, bajo su liderazgo, y en coordinación con los
organismos internacionales y regionales, ejecute las actividades de
asistencia humanitaria a la población haitiana y promueva el desarrollo
social, económico e institucional", indicó el acuerdo.
Durante las
deliberaciones, el presidente de Ecuador y temporal de la Unasur,
Rafael Correa, cuestionó que a menudo la asistencia se queda en manos de
las Organizaciones No Gubernamentales, en tanto que el ministro de
Relaciones Exteriores argentino, Jorge Taiana, sugirió que la ayuda a
Haití se ejecute conjuntamente con la ONU.
La Unasur remarcó
igualmente que la cooperación de todos los países debe hacerse en "el
más absoluto respeto a la soberanía nacional y al principio de no
intervención en los asuntos internos" de Haití.
Asimismo, acordó
un acompañamiento de largo aliento a la isla, adonde enviará
inmediatamente carpas e iniciará la construcción de albergues, y
respaldó el llamamiento de la ONU a "condonar" la deuda del país
caribeño, de unos 428 millones de dólares.
Una reunión de los
ministros de Exteriores del mecanismo se realizará en las dos próximas
semanas para concretar estas determinaciones.
Preval dijo que el
objetivo no sólo era reconstruir Puerto Príncipe, sino todo el país,
afectado en los últimos años por varios fenómenos naturales.
Igualmente,
agradeció los esfuerzos de la Unasur, cuyo presidente visitó la capital
haitiana el 29 de enero y constató la catástrofe, que dejó unos 200.000
muertos, más de 4.000 amputados, 300.000 heridos y centenares de miles
sin hogar.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, canceló su
asistencia a la cita, donde iba a coincidir con su homólogo colombiano,
Álvaro Uribe, con quien mantiene una fuerte controversia por un acuerdo
que permite a Estados Unidos operar desde siete bases militares de
Colombia. Debido a ello, Caracas congeló los vínculos con Bogotá en
julio. El ministro de Exteriores Nicolás Maduro, quien representó a
Chávez, reiteró las críticas a la forma abusiva como según él actuó
Estados Unidos en la isla.
Al encuentro asistieron además el
mandatario de Paraguay, Fernando Lugo; el vicepresidente de Bolivia,
Álvaro García; y el asesor en asuntos internacionales de la presidencia
brasileña, Marco Aurelio García. También concurrieron los ministros de
Exteriores de Surinam y República Dominicana (que no integra la Unasur),
representantes de Guyana, Chile, Uruguay y el BID, y el secretario
general de la OEA, José Miguel Insulza.
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