¿Bono con escopeta de dos cañones y balas de salva?
Por: Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
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Que el Congreso se le plante al Ejecutivo es propio del balance de
poderes en una democracia, pero que cuatro miembros de la
tradicionalmente disciplinada Célula Parlamentaria Aprista voten por
insistir en una ley que el presidente Alan García acababa de observar
con avisote en los diarios es más raro, extraño y extraordinario que el
bono que le quieren dar a militares y policías.
El rollo en resumen: el Congreso aprobó en diciembre un bono
extraordinario para militares y policías con una porción del saldo no
gastado del presupuesto; la ministra Mercedes Aráoz criticó el proyecto;
el ministro de Defensa, Rafael Rey, criticó a Aráoz; Rey retrocedió al
saber que el premier Javier Velásquez y el presidente García respaldaban
a Aráoz; igual, la comisión permanente del Congreso aprobó la ley;
plantón militar-policial en el MEF; anuncio de la observación de la ley
con tremendo aviso del presidente en el que le demanda al Congreso
“responsabilidad económica para servir a los más pobres”.
Se equivocaron los que creyeron que ahí terminaba el tango. Anteayer,
la Comisión de Defensa del Congreso aprobó –trece votos a favor, uno en
contra– proponer al Pleno que insista en la ley del bono, lo que
requeriría el voto de 61 parlamentarios en la Legislatura que empieza en
marzo. Lo insólito es que entre los trece estaban Luis Giampietri
–justo cuando también era presidente interino por el viaje de García a
Quito–, Luis Negreiros, Edgar Núñez (el de Alas Peruanas) y Mercedes
Cabanillas, quien preside, nada menos, la comisión política del Apra.
A su vez, el presidente del Congreso, Luis Alva Castro, hizo ayer una
extraña declaración para “descartar cualquier confrontación con el
Ejecutivo por el bono a la fuerza armada” –¿y cómo le llamamos a este
sainete, don Lucho? ¿‘maniobras de entrenamiento militar’?– y justificar
la insistencia en la ley.
¿Qué pasa acá? Esta rebelión en la granja aprista podría ser la
parodia típica de su ‘escopeta de dos cañones’ para ‘mecer’ a Aráoz y
aceptar el bono por supuesta imposición de los ‘bárbaros’ del Congreso y
así satisfacer a militares y policías. Pues es difícil creer que
Cabanillas o Alva Castro quieran enfrentarse al presidente García, salvo
que éste se encuentre realmente acumulando argumentos para disolver el
Congreso este año.
La otra explicación es que todo lo sucedido con el bono, incluyendo
esta contradicción aprista de anteayer, u otros asuntos como la danza de
los tanques chinos, sean expresiones del desmadre percibido últimamente
en el sector Defensa, donde la falta de liderazgo y de concentración en
una agenda no politizada están haciendo estragos y poniendo al gobierno
en un verdadero ridículo.
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