11 febrero 2010

Rebelión en la Apranja

¿Bono con escopeta de dos cañones y balas de salva?

Por: Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
 
Que el Congreso se le plante al Ejecutivo es propio del balance de poderes en una democracia, pero que cuatro miembros de la tradicionalmente disciplinada Célula Parlamentaria Aprista voten por insistir en una ley que el presidente Alan García acababa de observar con avisote en los diarios es más raro, extraño y extraordinario que el bono que le quieren dar a militares y policías.

El rollo en resumen: el Congreso aprobó en diciembre un bono extraordinario para militares y policías con una porción del saldo no gastado del presupuesto; la ministra Mercedes Aráoz criticó el proyecto; el ministro de Defensa, Rafael Rey, criticó a Aráoz; Rey retrocedió al saber que el premier Javier Velásquez y el presidente García respaldaban a Aráoz; igual, la comisión permanente del Congreso aprobó la ley; plantón militar-policial en el MEF; anuncio de la observación de la ley con tremendo aviso del presidente en el que le demanda al Congreso “responsabilidad económica para servir a los más pobres”.

Se equivocaron los que creyeron que ahí terminaba el tango. Anteayer, la Comisión de Defensa del Congreso aprobó –trece votos a favor, uno en contra– proponer al Pleno que insista en la ley del bono, lo que requeriría el voto de 61 parlamentarios en la Legislatura que empieza en marzo. Lo insólito es que entre los trece estaban Luis Giampietri –justo cuando también era presidente interino por el viaje de García a Quito–, Luis Negreiros, Edgar Núñez (el de Alas Peruanas) y Mercedes Cabanillas, quien preside, nada menos, la comisión política del Apra.

A su vez, el presidente del Congreso, Luis Alva Castro, hizo ayer una extraña declaración para “descartar cualquier confrontación con el Ejecutivo por el bono a la fuerza armada” –¿y cómo le llamamos a este sainete, don Lucho? ¿‘maniobras de entrenamiento militar’?– y justificar la insistencia en la ley.

¿Qué pasa acá? Esta rebelión en la granja aprista podría ser la parodia típica de su ‘escopeta de dos cañones’ para ‘mecer’ a Aráoz y aceptar el bono por supuesta imposición de los ‘bárbaros’ del Congreso y así satisfacer a militares y policías. Pues es difícil creer que Cabanillas o Alva Castro quieran enfrentarse al presidente García, salvo que éste se encuentre realmente acumulando argumentos para disolver el Congreso este año.

La otra explicación es que todo lo sucedido con el bono, incluyendo esta contradicción aprista de anteayer, u otros asuntos como la danza de los tanques chinos, sean expresiones del desmadre percibido últimamente en el sector Defensa, donde la falta de liderazgo y de concentración en una agenda no politizada están haciendo estragos y poniendo al gobierno en un verdadero ridículo.

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