LUGO HABLO AYER ANTE LA PLENARIA, EN ROMA
Fernando Lugo calificó de “injustas” las políticas de EE.UU. y la Unión Europea, “donde grandes perceptores han lucrado, distorsionado los mercados y afectado a miles de explotaciones familiares del sur del mundo”. Fue ayer en su discurso ante la Cumbre Alimentaria Mundial de la FAO, en Roma.
“El fracaso de la cumbre contra el hambre de FAO, que se celebra en
Roma, dividió este martes a países pobres y ricos, acusados de impulsar
una liberalización excesiva del sector agrícola, de usar los alimentos
como “arma de presión política” y de mezquindad a la hora de aportar
fondos”. Así dice en un artículo firmado la periodista Kelly Velásquez
de la AFP, desde la capital italiana. “Hemos visto en estos años, con
mucho dolor, cómo las políticas agrícolas internacionales basadas en la
liberalización sin control de la agricultura han convertido a países en
desarrollo de exportadores a importadores de alimentos’, denunció el
presidente de Paraguay, Fernando Lugo, en su discurso ante la plenaria”,
agrega.
Lugo llamó a la comunidad internacional a “actuar” porque “en estos dos años hemos retrocedido 10 años en la lucha contra este flagelo del hambre, la desnutrición y la muerte”. “El ex obispo paraguayo se refería al aumento del número de personas que padecen hambre en el mundo y que supera los 1.000 millones debido a la crisis económica”, afirma la periodista.
Mundo más justo
La Dirección de Informaciones de la Presidencia divulgó, por otro lado, el texto del discurso de Lugo, donde al abogar por “la construcción de un mundo más justo y solidario”, el Jefe de Estado aseguró que quiere para el Paraguay una democracia “que no se limite a elecciones periódicas, sino que integre una concepción más amplia, que implique el control ciudadano y su participación en los procesos de construcción de políticas públicas”. “Más allá de esta situación coyuntural, que nos ha recordado la importancia de no bajar la guardia, debemos analizar las causas estructurales del hambre y la desnutrición en nuestros países”, recomendó. “En nuestro caso, la Constitución de 1992, que nos permitió pasar de una dictadura a una democracia, le ha dado las características al régimen político de ser, además de representativo, también participativo y pluralista”, recordó el Presidente.
Lugo llamó a la comunidad internacional a “actuar” porque “en estos dos años hemos retrocedido 10 años en la lucha contra este flagelo del hambre, la desnutrición y la muerte”. “El ex obispo paraguayo se refería al aumento del número de personas que padecen hambre en el mundo y que supera los 1.000 millones debido a la crisis económica”, afirma la periodista.
Mundo más justo
La Dirección de Informaciones de la Presidencia divulgó, por otro lado, el texto del discurso de Lugo, donde al abogar por “la construcción de un mundo más justo y solidario”, el Jefe de Estado aseguró que quiere para el Paraguay una democracia “que no se limite a elecciones periódicas, sino que integre una concepción más amplia, que implique el control ciudadano y su participación en los procesos de construcción de políticas públicas”. “Más allá de esta situación coyuntural, que nos ha recordado la importancia de no bajar la guardia, debemos analizar las causas estructurales del hambre y la desnutrición en nuestros países”, recomendó. “En nuestro caso, la Constitución de 1992, que nos permitió pasar de una dictadura a una democracia, le ha dado las características al régimen político de ser, además de representativo, también participativo y pluralista”, recordó el Presidente.
Se profundiza la pobreza
Lugo manifestó que reconoce “el aporte del agronegocio a los
resultados macroeconómicos de un país, pero debemos también estar
atentos porque junto con su crecimiento normalmente se profundiza la
pobreza. Por eso, las políticas públicas deben reforzar a la pequeña
agricultura campesina, en una visión de discriminación positiva, ya que
incluso es ella la que produce prioritariamente alimentos para la
población del país”, aseguró.
Reclamó a los países industrializados “no obliguen a los países en
desarrollo a liberalizar más sus economías, en beneficio de las grandes
empresas agroalimentarias transnacionales, en vez de favorecer a los
pequeños productores”.
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