Berlín celebró con una megafiesta los 20 años de la caída del Muro
Miles de personas y
los principales líderes europeos festejaron, frente a la Puerta de
Brandenburgo, el derrumbe de la valla que dividió la ciudad por 28 años.
El desplome de un dominó gigante evocó, simbólicamente, aquella gesta
de 1989. Clarín.com recuerda en un Especial Multimedia los 20 años en los que Alemania
estuvo dividida.
Bajo un mar de paraguas en un lluvia torrencial y con un frío parecido
al de aquella noche del 9 de noviembre de 1989, miles de alemanes y los
más importantes líderes actuales y de la pasada Guerra Fría celebraron
ayer la caída del Muro de Berlín. La libertad tuvo un precio y
recordaron con respeto a los que murieron tratando de cruzar la Cortina
de Hierro, en una ceremonia ecuménica.
La canción Berliner Luft,
con la voz absolutamente inesperada de Plácido Domingo y con la orquesta
bajo la batuta de Daniel Boremboin en la Puerta de Brandenburgo,
consiguió sintetizar el simbolismo de este día histórico. La canciller
alemana y originaria del Este, Angela Merkel; el padre de la Glasnost
soviética, Mijail Gorbachov; el presidente francés Nicolas Sarkozy y el
presidente ruso Dmitri Medvedev se balanceaban con su música y
acompañaban con sus palmas, en una escena que parecía el guión perfecto
de un film con final feliz, si no hubiese sido absolutamente real. El
premier británico Gordon Brown observaba la escena con sentido de la
historia, junto a otros líderes europeos y la secretaria de Estado
norteamericana, Hillary Clinton.
El ex presidente polaco Lech
Walesa no estaba en la tribuna sólo por razones logísticas. Era el
protagonista de una "nueva caída" del Muro, cuando con un golpecito tiró
abajo -como cierre de la ceremonia y antes de los fuegos de artificio-
una serie de piezas de dominó de plástico que, con precisión germana,
una a una, simbolizaban el fin del comunismo. El dominó fue pintado por
chicos de los colegios de toda Alemania e invitaron a los países del
mundo a colaborar con ellos (ver pág. 22), como una herencia para el
futuro. Hasta hubo una sorpresa más. El presidente Barack Obama saludó a
los alemanes, con un mensaje filmado, después de ser presentado por su
secretaria de Estado.
Las ceremonias nocturnas en la Puerta de
Brandenburgo -que cuando existía el Muro representaba el más emblemático
símbolo de la división de la Guerra Fría- fueron el final de un día de
homenajes, que sumergió a Berlín en el peor embotellamiento de tráfico
de su historia. La seguridad era draconiana por la presencia de los
jefes de Estado en la capital alemana.
Al grito de "Gorbie",
"Gorbie", la canciller Angela Merkel cruzó por la tarde el puente gris
de hierro del paso fronterizo de Bornholmstrasse junto a Gorbachov y
Walesa, las dos caras del muro. Los alemanes del Este y del Oeste los
aplaudían y les pedían autógrafos. Con ellos estaban anónimos testigos
de ese cruce y disidentes de la dictadura de Alemania Oriental. El acto
fue breve y conmovedor. Como si fuera periodista, Angela Merkel
entrevistó a un matrimonio que, como ella en esa noche inolvidable,
había cruzado ese puente el día en que se derrumbó el Muro.
En la
Puerta de Brandenburgo diluviaba cuando se inició la ceremonia. Los
líderes la cruzaron protegidos por paraguas grises pero a la hora de los
discursos, debieron hacerlos en un lago de agua. El británico Brown se
llevó los aplausos mayores entre los extranjeros. "Permítanme decirle a
la gente de Berlín: el mundo entero está orgulloso de ustedes. Ustedes
tiraron el muro y ustedes cambiaron el mundo. Por su coraje, las dos
Berlín son una, las dos Alemanias son una y ahora dos Europas son una",
dijo Brown.
Antes de Gorbachov, habló la canciller Merkel, una
física que nació en Hamburgo y creció en Alemania Oriental. Su carrera
política sintetizaba el significado del fin del muro. "Fue uno de los
días más felices de mi vida. Para nosotros, los alemanes, el 9 de
noviembre es un día de alerta", dijo en referencia a la noche de los
cristales, cuando en 1938 los nazis atacaron los progroms judíos. Para
Merkel, los dos fechas recuerdan que "debemos pelear por la libertad".
Los
alemanes se olvidaron de una meteorología deplorable y fueron a
festejar a la puerta de Brandenburgo. Entre todos ellos, Angela y
Matthias reflejaban la historia de ese aniversario. Ella vino del Este
con su título de enfermera a los 24 años. El 9 de noviembre de 1989,
esperó horas en Check Point Charlie que el muro cayera y pasó. Matthias
es del Oeste y la conoció por Internet. Se casaron y Sebastián, su hijo,
ha cumplido 13 años. Quisieron que él estuviera allí para que sepa bajo
qué costos se construyó la reunificación alemana.
Berlín parece
otra veinte años después. Irónicamente y por la crisis económica, es
ahora Berlín Occidental la que necesita un "lifting", después de que
gastaron 1.3 billón de euros en la regeneración de Berlín Oriental.http://www.clarin.com/diario/2009/11/10/um/m-02037478.htm
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