Praga, la capital de la
República Checa, acoge una serie de conmemoraciones con motivo del 20º
aniversario de la llamada Revolución de Terciopelo.
Ese hecho histórico comenzó con una marcha
estudiantil el 17 de noviembre de 1989 y finalizó con el colapso del
gobierno comunista de la entonces Checoslovaquia doce días más tarde.
Vaclav Havel, el hombre que lideró la revolución
y luego se convirtió en último presidente checoslovaco y primer
mandatario checo, encabeza este sábado una conferencia internacional
sobre el acontecimiento de hace dos décadas, que dará paso a un
concierto conmemorativo y otras actividades.
En declaraciones a la BBC, recapitulando los
hechos de 1989, Havel dijo que "los cambios fundamentales ya ocurrieron.
Tenemos libertad de expresión, de reunión, pluralismo político. Si se
desea fundar un partido político, es posible. Efectuamos elecciones
libres. La economía fue privatizada".
El ex gobernante añadió que "hay miles de
personas que trabajan por cuenta propia y miles de pequeños empresarios,
que obviamente no existían durante el comunismo".
En sus palabras, "todo eso es bueno, pero no
necesariamente significa que esté satisfecho con la situación actual. Me
encuentro lejos de estarlo".
Reflexión
El periodista de la BBC Rob Cameron dice desde
Praga que a veinte años de los acontecimientos que cambiaron el destino
de la ex Checoslovaquia, tanto checos como eslovacos aprovechan la
oportunidad para reflexionar sobre las consecuencias de la "Revolución
de Terciopelo".
Nuevas encuestas de opinión sugieren -añade
Cameron- que la mayoría de la población ve las transformaciones
aplicadas tras la caída del comunismo como positivas.
No obstante, hay descontento sobre un número de
factores, entre los que se enumeran la corrupción y el desencanto con la
clase política.
Igualmente -dice el periodista- existe lo que ha
sido descrito como un sentimiento general de declive social y moral.
La "Revolución de Terciopelo" -de carácter
pacífico- es uno de los acontecimientos resultantes de la política
aperturistas y liberalizadoras iniciada en la extinta Unión Soviética a
través de la denominada perestroika, que tuvo como una de sus
consecuencias más simbólicas, también en 1989, la caída del Muro de
Berlín.
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