Hace medio millón de
años la vejez empezaba a los 30 años de edad. Para los antepasados del
homo sapiens la vida era corta y agresiva, sin embargo, cuidaban de sus
ancianos. Miembros del Equipo de Investigaciones de Atapuerca (EIA) en
España han descubierto que el concepto de atención social habría
comenzado en las cavernas.
"Descubrimos que este individuo de edad avanzada (la esperanza de vida era de 30 ó 40 años) tenía una enfermedad ósea que le afectaba la columna y que lo inhabilitaba para correr o cazar. No podía valerse por sí mismo, con lo cual el grupo debía tener una estrategia social, de solidaridad y cuidado de los mayores", explica a BBC Mundo Carlos Lorenzo, miembro del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social que participa en la investigación.
La pelvis fue encontrada en 1998 pero sólo hasta ahora se pudo completar el rompecabezas con el hallazgo de sus vértebras entre la mezcla de huesos que conforman el yacimiento.
"Esta patología, que le habría impedido diez o quince años de su vida, tendría que ser sobrellevada por un acto de solidaridad del grupo.
Este comportamiento que nos parece tan normal en la actualidad tiene sus raíces hace mucho tiempo. Los homínidos formaban grupos ya sea para comer a otros (canibalismo) o para proteger a los suyos", agrega Lorenzo.
Del canibalismo a la solidaridad
"Atapuerca es un conjunto de yacimientos de diferentes épocas. Entre el canibalismo cultural y el anciano hay una diferencia de 300 mil años. En el primero encontramos cortes en los huesos que se repiten a lo largo del tiempo. No es un evento puntual por una hambruna. Sabemos que se comían a los de otros grupos porque si se hubiesen comido entre ellos se habrían extinguido", detalla el experto.
En La Sima de Los Huesos, donde se ha desenterrado la pelvis del anciano, no se han encontrado cortes similares en los huesos.
"En este caso no hay indicios de canibalismo. La Sima es un pozo de trece metros de profundidad, ahí tiraban los cadáveres del grupo como un inicio del comportamiento funerario con los muertos", comenta Lorenzo.
"Allí encontramos la pelvis del anciano", subraya.
Partos prehistóricos menos complicados
"Los humanos actuales tienen una pelvis de igual tamaño, la diferencia es el tamaño del canal que, en el caso de las mujeres, es más grande para facilitar el parto. La pelvis de Atapuerca es masculina pero tiene un canal tan grande como una mujer actual. De quedarse embarazado este hombre podría dar a luz, es decir, no es inviable", detalla Lorenzo.
"Sólo tenemos fragmentos de una pelvis femenina", agrega, "pero inferimos que mínimamente era del mismo tamaño con lo cual los partos eran un poco menos traumáticos que en la actualidad. A ello hay que sumarle que los homínidos de entonces tenían la cabeza más pequeña al igual que sus bebés", detalla Lorenzo.
Conforme la especie fue evolucionando la pelvis se fue adaptando a una postura erguida y una locomoción bípeda.
"Estas adaptaciones compiten con la necesidad de dar a luz de las mujeres. Estas circunstancias, junto con el elevado tamaño encefálico de los recién nacidos, convierten el parto en un proceso complicado en nuestra especie", puntualiza.
CULTURA
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