KARACHI (Reuters) - Un supuesto
suicida con bomba causó el viernes la muerte a 12 chiítas en la capital
comercial de Pakistán y horas más tarde una segunda explosión en un
hospital que trataba a los heridos dejó a otras 10 víctimas fatales.
La renovada violencia podría generar más dudas respecto a la
efectividad de las fuertes medidas de seguridad sobre insurgentes
talibanes respaldados por Al Qaeda, en un momento en que Washington
quiere que Pakistán ayude a estabilizar al vecino Afganistán.
En una escena que se ha vuelto familiar en la lucha del estado
contra talibanes pakistaníes, la segunda explosión generó una columna de
humo blanco sobre el hospital Jinnah, mientras angustiados pakistaníes
transportaban a familiares muertos.
El estallido hizo volar ropas y sandalias de los cuerpos que
estaban cerca de las ambulancias. Una adolescente lloraba sobre lo que
parecía ser una familiar cuyo estómago había sido destrozado por
disparos de metralleta.
"(La explosión) ocurrió justo en medio de ambulancias", dijo el
reportero de Reuters Augustine Anthony sobre el segundo estallido.
Habían reportes contradictorios sobre las causas de las
explosiones, que según algunos oficiales de policía fueron provocadas
por suicidas en motos, mientras que otros indicaron que las bombas
fueron colocadas previamente.
No estaba claro si el ataque buscaba provocar violencia sectaria o
crear la impresión de que el Gobierno es incapaz de estabilizar al
nuclearmente armado Pakistán.
POLICIA DESACTIVA BOMBA
Fuerzas policiales informaron que desactivaron una bomba en el
hospital de Karachi en donde estaban siendo tratadas las víctimas del
estallido.
"La bomba estaba colocada en un aparato de televisión y nosotros
la desactivamos exitosamente", dijo a Reuters el oficial de policía de
alto rango Ghulam Nabi Memon.
Talibanes pakistaníes han realizado una serie de ataques con
bomba en abarrotados mercados e instalaciones policiales y del Ejército,
causando la muerte de cientos de personas desde octubre, en un intento
por derrocar al Gobierno pro Estados Unidos del impopular presidente
Asif Ali Zardari.
Karachi ha permanecido mayoritariamente libre de la violencia
islamista durante los últimos años, pero un ataque con bomba a una
procesión de la minoría chiíta en diciembre pasado alentó las
preocupaciones de que milicianos estén expandiendo su lucha en la
ciudad.
La violencia sostenida en Karachi, que recientemente ha sido
escenario de un aumento de la tensión política podría disminuir la
confianza de inversionistas en la debilitada economía.
(Reporte adicional de Kamran Haider en Islamabad; Escrito por
Michael Georgy; Editado en español por Ricardo Figueroa)
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