En nueva biografía, escrita por postulador de su
canonización, se asegura que además dormía en el suelo y ayunaba
EFE. La
salida a la venta, mañana, del libro “Perché e santo” (“Por qué es
santo”) sobre la vida Juan Pablo II ha llamado la atencion por los
desconocidos aspectos de la historia del desparecido pontífice.
El libro, firmado por el postulador de su causa de canonización,
Slawomir Oder, cuenta que Karol Wojtyla firmó 1989 una carta en que
pedía su derecho a renunciar al papado si contrajera una enfermedad que
le impidiese cumplir con sus labores. Esto lo ratificó en 1994. Sin
embargo, y a pesar de que el cargo papal es prácticamente irrenunciable,
Wojtyla se mantuvo al frente de la iglesia católica a pesar de sufrir
de la enfermedad de Parkinson desde el año 2000.
En tal fecha, Juan Pablo II se puso de nuevo en manos de Dios con la
esperanza de que le “ayudara a reconocer hasta cuándo debía estar al
frente de la Iglesia”.
Ya en su testamento, abierto el 7 de abril de 2005, cinco días después de su muerte, el polaco dio a entender que pensó en la posibilidad de renunciar al papado en aquella oportunidad.
En el texto, Oder también señala -según otros medios que han tenido
acceso al libro- que Juan Pablo II solía infligirse daños corporales y
se flagelaba, especialmente durante la Cuaresma, y dormía en el suelo.
En aquellos días comía sólo una vez al día.
Wojtyla se flagelaba, según Oder, ya en su época de arzobispo de
Cracovia y el personal del arzobispado lo sabía. Algunos incluso lo
escuchaban quejarse ante el dolor, aunque él intentaba que no se dieran
cuenta de que había dormido en el suelo y deshacía la cama.
Ya como Papa, en su apartamento del Vaticano y en residencia de
verano, guardaba un cinturón que usaba como disciplina.
El pasado 19 de diciembre, Benedicto XVI proclamó “venerable” a Juan
Pablo II, primer paso hacia la santidad del Pontífice polaco. Para su
beatificación, resta que Benedicto XVI apruebe un milagro dado por
Wojtyla, con lo que esta podría producirse este 17 de octubre.
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