Por: Juan Paredes Castro
Por lo pronto es buena la coherencia de su discurso respecto de que las relación bilateral no tiene por qué alterarse en tanto el Perú y Chile estén de acuerdo en respetar el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre la delimitación marítima pendiente.
Y es igualmente buena su decisión de sacar del congelador la anterior unilateral postura de la cancillería chilena que precisamente condicionaba la relación bilateral a la marcha y temperamento del diferendo.
El discurso de Piñera introduce un drástico cambio de actitud en la política exterior chilena, que hasta hace poco seguía expresando su enfado y malestar por la determinación peruana de llevar el contencioso marítimo a La Haya, inclusive después del convencimiento del gobierno de Bachelet de que no tenían otra salida jurídica que aceptar concurrir a la máxima instancia judicial internacional.
Digamos que el pragmatismo de Piñera ha fijado una línea de nivel en el estado de ánimo chileno que seguramente será muy útil para la sinergia que debe existir, de cara a la relación bilateral en general y del diferendo marítimo en particular, entre la coalición que ha llevado a Piñera al poder, las fuerzas armadas aún gravitantes en la política interna y el duro establishment de la cancillería.
¿Cuán fuerte y firme es esta línea de nivel, con su encendido de luz verde hacia el Perú, en la agenda del presidente electo?
Esto lo sabremos definitivamente cuando Piñera tome dentro de poco las riendas del país y tenga que encontrarse, desde afuera y desde adentro, con los efluvios conservadores militares y civiles y con aquellos que junto con la señora Bachelet rechazaron en todo momento la propuesta nada novedosa pero inteligente y realista de la cancillería peruana de que la relación bilateral fuese manejada a través de cuerdas separadas, con clara distinción de las que particularmente correspondían a lo jurídico (La Haya), a lo comercial (el TLC pendiente) y a lo militar (las congeladas reuniones del dos más dos).
http://elcomercio.pe/impresa/notas/otra-agenda-pinera/20100126/404550
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