La investidura de Porfirio Lobo
como presidente de Honduras, este miércoles, dista de ser una ceremonia
normal.
Aunque elegido en un proceso electoral, la legitimidad de Lobo aún es cuestionada e incluso varios países anunciaron que no lo reconocerán como presidente
A continuación, los cuatro grandes desafíos que deberá enfrentar.
clic 1. Legitimidad y reconocimiento internacional
clic 2. Una Resistencia empeñada en seguir resistiendo
clic clic 3. Una economía en crisis
clic 4. Las responsabilidades del 28 de junio
1. Legitimidad y reconocimiento internacional
Honduras todavía sufre el aislamiento con el que la mayoría de la comunidad internacional respondió a la destitución forzada de Manuel Zelaya en junio del año pasado.Y aunque poco a poco el grupo de países que parecen dispuestos a normalizar relaciones una vez que Porfirio Lobo asuma el poder ha ido creciendo, su elección aún está lejos de gozar del reconocimiento unánime de la comunidad internacional.
Uno de los principales retos del nuevo mandatario, por tanto, será convencer a gobiernos como los de Brasil y Argentina de que ya es hora de mirar hacia adelante, y lograr que Honduras sea nuevamente admitida en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA).
clic Opine: ¿Fin de la crisis política?
Pero el nombramiento de un ex presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada al frente del ministerio de Relaciones Exteriores sugiere que, para las nuevas autoridades, más importante que el reconocimiento político es la pronta normalización del comercio internacional.
En cualquier caso, en sus esfuerzos por reconstruir relaciones, el presidente Lobo y el canciller Mario Canahuati podrán contar con el apoyo de países como Estados Unidos, México y la mayor parte de sus vecinos centroamericanos -con la casi segura excepción de Nicaragua-.
Mientras que la principal oposición probablemente vendrá de Venezuela y sus socios en la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), organización de la que Honduras se retiró luego del golpe de Estado.
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2. Una Resistencia empeñada en seguir resistiendo
A nivel local, la legitimidad de Lobo también es disputada por las organizaciones y movimientos sociales agrupados en el denominado Frente Nacional de Resistencia en Contra del Golpe de Estado.Uno de sus dirigentes, el sindicalista Carlos H. Reyes, le explicó a la BBC que el objetivo era "buscar el fracaso del gobierno golpista encabezado por Porfirio Lobo Sosa, para que renuncie y convoque a una Asamblea Constituyente".
Por tanto, uno de los principales retos del nuevo mandatario será lograr incorporar a su "Diálogo Nacional" a un movimiento que involucra a algunos de los sectores más beligerantes de la sociedad civil hondureña.
En el diálogo al que él (Lobo) convocó, están los mismos de siempre. Su propuesta de Plan de País lo que quiere es profundizar el neoliberalismo y eso no no podemos legitimarlo
Carlos H. Reyes,
sindicalista
Pero para ello, Lobo tendrá que vencer profundas reticencias.
"En el diálogo al que él convocó están los mismos de siempre. Su propuesta de Plan de País lo que quiere es profundizar el neoliberalismo y eso no podemos legitimarlo" se quejó Reyes.
Las demandas de la Resistencia, sin embargo, cada vez son vistas con más sospecha por los sectores más conservadores de la sociedad hondureña, que ven en las mismas la mano del presidente venezolano Hugo Chávez.
Esto significa que Lobo también tendrá que tenerlos en cuenta para poder garantizar un diálogo verdaderamente incluyente.
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3. Una economía en crisis
"En el plano económico, lo que le espera a Lobo no es un campo minado sino un campo ya devastado por los efectos de la crisis" es la opinión del analista independiente Manuel Torres Calderón.Y es que la crisis política agravó significativamente el impacto de la recesión económica mundial, reduciendo todavía más la inversión extranjera directa y las exportaciones, además de provocar la interrupción de buena parte de la ayuda internacional.
Así, según la Comisión Económica Permanente para América Latina (CEPAL) Honduras cerró el 2009 con una contracción de su Producto Interno Bruto equivalente al 3%, lo que la llevó a registrar su primera recesión en los últimos diez años.
Y en conversación con BBC Mundo, el nuevo presidente del Congreso hondureño, Juan Orlando Hernández, se refirió a la pérdida de por lo menos 200 mil empleos a raíz de los sucesos de junio pasado.
Además de la reactivación de la economía, Hernández también identifica como retos la reducción del endeudamiento público y el déficit fiscal.
Así las cosas, el gobierno de Lobo tendrá que tomar decisiones difíciles, que aseguren cierto balance entre respuestas inmediatas que puedan oxigenarlo políticamente y soluciones sostenibles en el largo plazo.
Para Carlos H. Reyes, del Frente Nacional de Resistencia, un riesgo importante es que el gobierno intente dinamizar la inversión privada con nuevos incentivos fiscales y, sobre todo, a costa de un retroceso en materia de derechos laborales.
Pero advierte que, en ese caso, los conflictos sociales harían que el remedio resulte peor que la enfermedad.
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4. Las responsabilidades del 28 de junio
A Lobo le hubiera gustado asumir la presidencia con Zelaya ya fuera del país y amparado por una ley de amnistía para todos los implicados en los sucesos del 28 de junio del 2009.Y aunque la ley de amnistía ya fue aprobada este martes por la Corte Suprema, no especifica los nombres de las personas que serán beneficiadas y entrará en vigor 20 días después de su publicación en el diario oficial.
La ley es rechazada tanto por los sectores señalados como golpistas como por los vinculados a la Resistencia.
clic Lea: Militares sin juicio y amnistía a golpistas
Los primeros, insisten en que Zelaya y varios de sus ministros deben ser juzgados, mientras que los segundos demandan que se proceda contra los militares y políticos que forzaron su salida del poder.
La amnistía, sin embargo, fue aprobada. Y a un día de la juramentación del nuevo mandatario, la Corte Suprema también sobreseyó definitivamente a la cúpula militar hondureña acusada de haber sacado a Zelaya ilegalmente del país.
Pero esto podría no bastar para lograr la reconciliación pretendida por Lobo. El nuevo presidente también necesitará de algo más para convencer a algunos que el poder militar es su subordinado, y no al revés.
En cualquier caso, mientras la sociedad hondureña en su conjunto no termine de procesar los sucesos del 28 de junio, el tema seguirá siendo una potencial fuente de conflicto en el país.
Pero ese es un reto para todos los hondureños.
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http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/01/100127_honduras_lobo_desafios_rg.shtml
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