01 noviembre 2009

El ídolo olvidado

Arpista Florencio Coronado enlutó el folclore y artistas lamentan que el Estado no haya dado los honores a músico ayacuchano

Esta semana falleció el destacado músico ayacuchano Florencio Coronado, que con su arpa recorrió el mundo y marcó un hito en la historia de la música autóctona al ser considerado como uno de los arpistas peruanos más importantes el siglo XX. Se fue en el olvido, sin el reconocimiento del gobierno, sólo los cantantes vernaculares criticaron y lamentaron a la vez, que este importante artista no fuera reconocido por el presidente Alan García.

Florencio Coronado se fue víctima de una insuficiencia renal crónica y diabetes el jueves. Amanda Portales, Saywa y Eusebio “Chato” Grados lamentaron que nuestras autoridades no reconocieran el legado del arpista ayacuchano. “Cuando falleció el ‘Zambo’ Cavero, ícono del criollismo, recibió el reconocimiento del jefe de Estado, eso no ocurrió con Florencio Coronado, es lamentable, pues él fue uno de los grandes músicos que marcó una época con su arpa”, comentó Amanda Portales en una emisora local.

El destacado arpista era uno de los cultores de música andina, al igual que lo es Alejandro Vivanco con la flauta, Raúl García con la guitarra, Jaime Guardia con el charango, Máximo Damián con el violín, por lo que se lamenta su partida.

Aunque en los últimos años estaba delicado de salud, los que lograron apreciar su música destacan la habilidad de sus manos que hacían brotar las más bellas melodías cuando tocaba las cuerdas. Pasando con la mayor naturalidad de un género musical a otro sin necesidad de leer pentagrama alguno. Sus melodías más aplaudidas fueron cuando interpretaba “El cóndor pasa”, “El llanto del indio”, “Valicha” y “Adiós pueblo de Ayacucho” y la danza incaica “Vírgenes del sol”. 


SU TRAYECTORIA
 

Florencio Coronado Gutiérrez nació en la ciudad de Ayacucho, el 23 de Febrero de 1920. Su maestro fue el Aniceto Vivanco, un modesto empleado de la Corte Superior de Ayacucho. A los trece años radica en Lima con su familia y participa en el concurso folclórico, realizado con motivo del “Día del indio”. Obtiene el primer premio, una medalla de oro, e inicia a recorrer con su arpa cines de Lima y Callao.

En 1935 crea su propia compañía, denominada: “La Compañía Peruana de Arte Folclórico Tahuantinsuyo” e inicia una intensa labor artística en todo el territorio nacional, sale del país al frente de su compañía, recorriendo Ecuador, Colombia, Venezuela, Santo Domingo, Puerto Rico y demás islas de la Colonia Holandesa. Luego recorrió el mundo con su arpa.

Sin duda su mayor logro fue haber ganado el Primer Festival del Folclore Hispanoamericano que se realizó en Madrid – España en 1958, donde asistieron delegaciones artísticas de toda América, evento que ganó y fue calificado como el “Primer Arpista Folclórico y Solista del Mundo”.

En 1964 fue condecorado con la “Orden del Sol”, en el grado de Comendador, por acuerdo del Congreso de la República, lo cual demostró su valía y lo destacado de su trabajo del arpista ayacucho, que hoy pocos reconocen. 

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