Arpista Florencio
Coronado enlutó el folclore y artistas lamentan que el Estado no haya
dado los honores a músico ayacuchano
Esta semana falleció el destacado músico ayacuchano
Florencio Coronado, que con su arpa recorrió el mundo y marcó un hito en
la historia de la música autóctona al ser considerado como uno de los
arpistas peruanos más importantes el siglo XX. Se fue en el olvido, sin
el reconocimiento del gobierno, sólo los cantantes vernaculares
criticaron y lamentaron a la vez, que este importante artista no fuera
reconocido por el presidente Alan García.
Florencio Coronado se fue víctima de una insuficiencia renal crónica y
diabetes el jueves. Amanda Portales, Saywa y Eusebio “Chato” Grados
lamentaron que nuestras autoridades no reconocieran el legado del
arpista ayacuchano. “Cuando falleció el ‘Zambo’ Cavero, ícono del
criollismo, recibió el reconocimiento del jefe de Estado, eso no ocurrió
con Florencio Coronado, es lamentable, pues él fue uno de los grandes
músicos que marcó una época con su arpa”, comentó Amanda Portales en una
emisora local.
El destacado arpista era uno de los cultores de música andina, al igual que lo es Alejandro Vivanco con la flauta, Raúl García con la guitarra, Jaime Guardia con el charango, Máximo Damián con el violín, por lo que se lamenta su partida.
Aunque en los últimos años estaba delicado de salud, los que lograron apreciar su música destacan la habilidad de sus manos que hacían brotar las más bellas melodías cuando tocaba las cuerdas. Pasando con la mayor naturalidad de un género musical a otro sin necesidad de leer pentagrama alguno. Sus melodías más aplaudidas fueron cuando interpretaba “El cóndor pasa”, “El llanto del indio”, “Valicha” y “Adiós pueblo de Ayacucho” y la danza incaica “Vírgenes del sol”.
El destacado arpista era uno de los cultores de música andina, al igual que lo es Alejandro Vivanco con la flauta, Raúl García con la guitarra, Jaime Guardia con el charango, Máximo Damián con el violín, por lo que se lamenta su partida.
Aunque en los últimos años estaba delicado de salud, los que lograron apreciar su música destacan la habilidad de sus manos que hacían brotar las más bellas melodías cuando tocaba las cuerdas. Pasando con la mayor naturalidad de un género musical a otro sin necesidad de leer pentagrama alguno. Sus melodías más aplaudidas fueron cuando interpretaba “El cóndor pasa”, “El llanto del indio”, “Valicha” y “Adiós pueblo de Ayacucho” y la danza incaica “Vírgenes del sol”.
SU TRAYECTORIA
Florencio Coronado Gutiérrez
nació en la ciudad de Ayacucho, el 23 de Febrero de 1920. Su maestro fue
el Aniceto Vivanco, un modesto empleado de la Corte Superior de
Ayacucho. A los trece años radica en Lima con su familia y participa en
el concurso folclórico, realizado con motivo del “Día del indio”.
Obtiene el primer premio, una medalla de oro, e inicia a recorrer con su
arpa cines de Lima y Callao.
En 1935 crea su propia compañía, denominada: “La Compañía Peruana de Arte Folclórico Tahuantinsuyo” e inicia una intensa labor artística en todo el territorio nacional, sale del país al frente de su compañía, recorriendo Ecuador, Colombia, Venezuela, Santo Domingo, Puerto Rico y demás islas de la Colonia Holandesa. Luego recorrió el mundo con su arpa.
Sin duda su mayor logro fue haber ganado el Primer Festival del Folclore Hispanoamericano que se realizó en Madrid – España en 1958, donde asistieron delegaciones artísticas de toda América, evento que ganó y fue calificado como el “Primer Arpista Folclórico y Solista del Mundo”.
En 1964 fue condecorado con la “Orden del Sol”, en el grado de Comendador, por acuerdo del Congreso de la República, lo cual demostró su valía y lo destacado de su trabajo del arpista ayacucho, que hoy pocos reconocen.
En 1935 crea su propia compañía, denominada: “La Compañía Peruana de Arte Folclórico Tahuantinsuyo” e inicia una intensa labor artística en todo el territorio nacional, sale del país al frente de su compañía, recorriendo Ecuador, Colombia, Venezuela, Santo Domingo, Puerto Rico y demás islas de la Colonia Holandesa. Luego recorrió el mundo con su arpa.
Sin duda su mayor logro fue haber ganado el Primer Festival del Folclore Hispanoamericano que se realizó en Madrid – España en 1958, donde asistieron delegaciones artísticas de toda América, evento que ganó y fue calificado como el “Primer Arpista Folclórico y Solista del Mundo”.
En 1964 fue condecorado con la “Orden del Sol”, en el grado de Comendador, por acuerdo del Congreso de la República, lo cual demostró su valía y lo destacado de su trabajo del arpista ayacucho, que hoy pocos reconocen.
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