Por: Dante Piaggio
El fotógrafo y conservacionista Heinz Plenge está preocupado. Hace
10 años, cuando inició el proyecto Chaparrí, se prometió a sí mismo que
moriría tranquilo después de ver, desde el mirador de la reserva, por lo
menos un oso silvestre paseando por ella. El problema del director del
Área de Conservación Privada de Chaparrí es que en las últimas semanas
ya ha visto a varios osos silvestres desde aquel mirador. Él no tiene
pensado morir tan pronto.
“Hace un mes y medio se detectaron, a través de una de las
cámaras-trampa colocadas en la reserva, a varios osos de anteojos
silvestres que iban con dirección a un jagüey u ojo de agua. Los
guardaparques y yo no lo podíamos creer. Fue emocionante tenerlos acá”,
dice Plenge.
Aquella visita no fue única. Los osos silvestres volvieron una y
otra vez, motivados quizá por la tranquilidad que reina en la reserva,
donde además viven otros animales en libertad o semicautiverio, como si
fuera una versión moderna del arca de Noé, donde el patriarca es Heinz.
Esta semana fuimos a conocer a los ilustres visitantes. Armados de
paciencia, nos apostamos cerca de la zona donde se los ha visto pasar
hasta que en el momento menos pensado uno de ellos apareció en la copa
de un árbol, meciéndose como el mejor trapecista.
Según fuentes oficiales, en el Perú existen unos 5.000 osos de
anteojos, pero Plenge calcula que son solo 2.000. Es por ello que en
Chaparrí se da especial cuidado a estos animales. Incluso hay un
programa de adopción para aquellos interesados en apoyar la conservación
de esta especie.
Además de osos, Chaparrí es el hábitat de pavas aliblancas que se te
pueden cruzar en el camino como si fueran dos señoras que van al
mercado; y también de venados, como Juanita, una venado hembra que
merodea los comedores. Incluso pueden aparecer pequeños zorros como
Rufo, que ya se acostumbró a pasar de cuando en cuando por el comedor
para pedir su ración de alimentos. Los guardaparques cuentan que incluso
en una ocasión se asomó un puma cerca de las cabañas. Los visitantes se
quedaron petrificados por una mezcla de emoción y de miedo, pero el
animal salvaje se alejó sin atacar “porque no fue atacado”, explica
Plenge.
Sobre el cielo de Chaparrí se puede ver volar innumerables aves
destacando el cóndor, mientras que por el suelo se arrastran la boa
constrictor y una que otra serpiente venenosa.
Chaparrí es un lugar con un gran magnetismo. El cerro que da el
nombre a la reserva fue sagrado para los mochicas y ahora es muy
respetado por los llamados chamanes. Pero sobre todo es un altar para la
vida.
ÚTIL
- La Reserva Ecológica Chaparrí está ubicada en Lambayeque.
- Puede ser visitada desde las 7 a.m. hasta las 5 p.m., previa reserva.
- También se ofrece hospedaje en búngalos.
- Mayor información en la web: www.chaparri.org http://elcomercio.pe/noticia/359745/osos-anteojos-nuevos-invitados-chaparri
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