Cuando el
capitán de la selección argentina de fútbol, Javier Mascherano, dio el
"sí" al FC Barcelona y fue transferido por US$31 millones, se convirtió
en símbolo reciente de un fenómeno global: los jugadores argentinos son
los más apetecidos en los mercados internacionales.
Un total de 1.716 jugadores argentinos fueron vendidos al exterior el año pasado, superando a los 1.443 que exportó Brasil.
La "lluvia de estrellas" se inició en 1995, cuando comenzó a regir la "Ley Bosman" (que le permite ir a cualquier club al terminar su contrato) y se redujeron las restricciones a los equipos europeos en cuanto al cupo de extranjeros. Desde entonces la venta de argentinos se ha incrementado en 789%.
Así lo revela un informe de la consultora Euroamericas, especializada en marketing deportivo, que analiza número y destinos de estos pases.
De quienes partieron de Buenos Aires, un 81,4% lo hizo rumbo a ligas europeas y el resto se dividió entre destinos antes considerados atípicos y hoy cada vez más rentables, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
Más jóvenes
Ante la danza de millones, hay una tendencia en aumento: la exportación de jugadores cada vez más jóvenes.
LOS TRASPASOS MÁS CAROS EN 2009/10
- Javier Pastore, al Palermo de Italia: €7 millones
- José Sand, al Al-Ain Club de Emiratos Árabes: €6,95 millones
- Gonzalo Bergessio, al Saint-Étienne de Francia: €6,2 millones
Quizás el caso más visible haya sido el de Lionel Messi, fichado por el Barcelona en su temprana adolescencia y convertido en poseedor de varios récords: el del debutante más joven en partidos de liga, con 16 años en la temporada 2004-2005, y también el más joven en marcar un gol.
Consecuencias
¿La consecuencia? La migración temprana deja al fútbol local sin ver siquiera el debut de los futuros cracks, lo que para muchos pone en jaque la jerarquía del campeonato argentino.
Ramón Maddoni -uno de los formadores más renombrados del país y descubridor de figuras como Carlos Tévez, Juan Pablo Sorín y Fernando Gago- opina que los jugadores deberían tener, casi como exigencia de formación, la de pasar al menos un año en la primera división nacional.
"Muchos de los jugadores que tuve jugaron una o dos temporadas antes de emigrar y eso les ayudó a destacarse en ligas tan exigentes como la española y la inglesa. No se puede sacar a un jugador tan joven sin haber conocido primero su fútbol", señaló el cazatalentos a BBC Mundo.
Dependencia financiera
"Se mueven por el concepto del aquí y el ahora: si tienen una oferta de un club extranjero, no la desaprovechan porque no saben si en uno o dos años el jugador valdrá lo mismo. Puede valer más o menos, pero no se puede arriesgar", afirmó Reyes.
Mientras ligas como las europeas, la mexicana y la chilena reciben más recursos por los derechos de televisión, marketing y abonos de asociados, los clubes nacionales dependen en gran medida de la venta de sus hombres.
"Cada año, los equipos argentinos tienen en cuenta dentro de sus presupuestos la venta de un jugador, que termina siendo parte del patrimonio del club que lo descubrió o lo compró dentro del mercado local", señaló a BBC Mundo Ernesto Cherquis Bialo, portavoz de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
En esa venta, todos ganan. El equipo o los dueños de los derechos de pase reciben gran parte del dinero, pero también el jugador, que se queda con 15% de la transacción, además de otros representantes e intermediarios.
También se debe pasar un porcentaje por derechos de formación a los clubes anteriores donde el jugador haya recibido entrenamiento, y hasta la AFA se lleva una porción de la torta, cercana al 3%: por los pases, el organismo recaudó US$3,5 millones en 2009.
¿Fin del espectáculo?
El secreto del fútbol albiceleste, dicen los que saben, hay que buscarlo en las divisiones infantiles de los clubes.
El fichaje más caro de la historia: Cristiano Ronaldo, del Manchester United al Real Madrid: €94 millones
Sin embargo, el trabajo de las canteras con frecuencia se esfuma detrás de las tentadoras ofertas internacionales. Por eso, la salida de los jugadores a temprana edad puede convertirse en una trampa, que aporta beneficios inmediatos a los clubes pero tiene otros efectos no deseados.
"Se puede decir que va en contra de un fútbol local de calidad y puede alterar otros generadores de recursos, como los derechos de televisión y las entradas a los estadios", reconoció Cherquis Bialo.
Se genera, así, un círculo vicioso: la ausencia de figuras hace menos atractivo el espectáculo, lo que a su vez genera menor recaudación para la industria futbolística local.
Un dilema no resuelto, incluso para el negocio. Mientras tanto, muchos prefieren celebrar que a Brasil, rival acérrimo en las canchas, esta vez Argentina le sacó ventaja.
ARGENTINA
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