13 julio 2010

Murió Olga Guillot, la "Reina del Bolero"

La intérprete cubana falleció a los 86 años en Miami, a causa de un infarto
Lunes 12 de julio de 2010 - 05:30 pm
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(AP)
Miami (AP) . Olga Guillot, la primera cantante latinoamericana que logró presentarse en el emblemático Carnegie Hall de Nueva York, falleció el lunes. Tenía 86 años. La legendaria intérprete cubana murió en el hospital Mount Sinai de Miami Beach a causa de un infarto, confirmó a la AP la oficina del médico forense del condado Miami-Dade.

“Hoy el mundo de la música ha perdido una de sus más grandes leyendas. Olga Guillot fue una pionera y visionaria en su arte. Su voz extraordinaria popularizó el bolero cubano alrededor del mundo”, expresó el alcalde del condado Miami-Dade, Carlos Alvarez. “Fui muy afortunado por honrar a la Sra. Guillot con un premio por sus contribuciones a las artes en 2008 … Aunque la Sra. Guillot se ha ido, su música vivirá para siempre”.

La bolerista Vicky Roig, una buena amiga de Guillot, dijo que habló con ella apenas hace una semana y que se estaba preparando para viajar a México para cantar con la Orquesta Sinfónica Nacional. “Para muchas boleristas, ella era la imagen de lo que queríamos ser. Todos queríamos imitarla. Era nuestra referencia como artista”, dijo Roig. “Era una mujer muy simple, muy cálida con todo el que conocía”.

SU EJEMPLAR TRAYECTORIA
 
Nacida el 9 de octubre de 1923 en Santiago de Cuba, Guillot fue la primera en grabar canciones que hoy son clásicos, como “Tú me acostumbraste” y “Sabor a mí”. 

Obtuvo 14 discos de oro y 10 de platino en una época en que “había que ganárselos de verdad”, dijo en una entrevista con la AP en noviembre del 2007, subiendo el tono de su voz y pronunciando con énfasis las “erres”.

Su voz ronca y gutural, sus gestos abriendo exageradamente los ojos y frunciendo la boca, el uso de sus manos al cantar y su presencia sobre el escenario fueron inconfundibles y muy pronto en su carrera se consagró como la Reina del Bolero. 

“Yo soy muy visceral, muy emocional, muy temperamental, que es lo que es Olga Guillot y eso es lo que me hace sentir que vibro con lo que yo hago. Me gusta lo que yo hago. Yo vivo enamorada de lo que yo hago y le doy todo los días las gracias al Señor porque me dio una voz para que yo sea feliz y hacer feliz a mucha gente”, dijo en la misma entrevista, días antes de recibir el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación.

AMOR Y ODIO CON CUBA
 
En 1961 abandonó su país, dos años después de la revolución cubana que llevó al poder a Fidel Castro. Vivió unos meses en Venezuela antes de instalarse con su hija Olga María en México, donde pasó una buena parte de su vida.

“Cuba es mi esposo y mi amante adorado es México”, le gustaba decir a modo de metáfora. 

Roig recordó que la legendaria cantante asistió en marzo a una marcha en Miami encabezada por Gloria Estefan en apoyo de las Damas de Blanco y que en su recorrido muchas personas caminaron junto a ella con pancartas que decían su nombre. “¡Cómo me quiere la gente de Miami!”, habría dicho Guillot, según Roig. “Ella estaba feliz de ver cómo le respondían”.

“La gran Olga Guillot de Cuba pasará a la historia como la mujer que llevó el bolero a otro nivel”, expresó el lunes Emilio Estefan en un e-mail a la AP. “Olga creó una manera única de interpretar el bolero, sobre todo fue un gran ser humano que hasta el final defendió la libertad de su querida isla”.

Guillot culpó de su salida de Cuba a una “ideología extranjera” con la que nunca estuvo de acuerdo.

“La Temperamental”, como también se le conocía, no pudo cumplir su sueño de volver a su patria y cantar frente a una generación que no le conocía. Sin embargo, llegó a decir que sólo regresaría a Cuba cuando terminara la dinastía de los hermanos Castro.

Además de cantar, Guillot participó en más de 20 películas, casi siempre como ella misma. Solo dos veces encarnó a un personaje ficticio y sin la ayuda de los directores no lo hubiera hecho bien, llegó a confesar.

En su larga trayectoria, “La Guillot” dijo que no se arrepentía de “absolutamente nada” pero que en su corazón sí cargaba con un dolor.

“Es una pena que en tu propio país, donde tú naciste… hay una generación completa que no nos conoce… no saben nada de los que hemos representado a Cuba en el exilio, en el mundo. Somos muchos los que hemos puesto el nombre de Cuba muy alto y no nos conocen”.

Durante sus últimos años se mantuvo ocupada con una autobiografía. No le gustaba pensar en la muerte, pero al preguntársele cómo quería ser recordada, dijo a la AP: “El día que yo no esté me gustará que se recuerde a Olga Guillot como una señora muy romántica, muy apasionada y que hizo sentir a mucha gente mucho amor muy bonito”.

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