La teoría de que los grandes
mamíferos que vivían en Norteamérica hace 13.000 años -incluido el mamut
y el oso gigante- se extinguieron debido al impacto de un objeto
espacial, ha sido descartada por científicos.
Pero los pequeños diamantes que sustentaban esta teoría, que se dijo habían sido creados durante la colisión, han sido mal interpretados.
Y sin estos diamantes la hipótesis no tiene fundamento, expresa una nueva investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences - PNAS (Actas de la Academia Nacional de Ciencias).
"Éste era en realidad el último pilar que apoyaba a esta teoría y creo que es momento de cerrar este capítulo", le dijo a la BBC el profesor Andrew Scott, de la Universidad de Londres y uno de los autores del estudio.
Gran debate
La extinción de las grandes bestias de Norteamérica ha sido uno de los mayores debates de la comunidad de paleontólogos de años recientes.
Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo qué provocó la desaparición de estas criaturas y de los seres humanos en la región al comienzo de un evento que duró un milenio, el enfriamiento climático como el Dryas Reciente, a fines del Pleistoceno.
La hipótesis tradicional ha sido que la liberación repentina de agua dulce de un gigantesco lago glaciar en el Atlántico Norte alteró la circulación oceánica y disminuyó dramáticamente las temperaturas en unos pocos años.
Éste era en realidad el último pilar que apoyaba a esta teoría y creo que es momento de cerrar este capítulo
Prof. Andrew Scott
Se decía que estos sedimentos de 12.900 años de antigüedad contenían materiales exóticos: pequeñísimas esferas de carbono, diminutas partículas de diamante -llamadas nanodiamantes- y un raro elemento, iridio, en cantidades demasiado grandes para haber surgido de forma natural en la Tierra.
También se afirmó que los sedimentos contenían una capa de carboncillo depositado por un fuego colosal que hubiera acabado con el continente tras el evento.
Ningún cráter, sin embargo, ha sido identificado. Pero quienes proponen esta teoría dicen que el objeto que impactó simplemente pudo romperse en la atmósfera cuando se acercaba a la Tierra. Y como prueba han presentado colmillos de mamut que parecen tener metralla de meteorito incrustada.
Los que se oponen, sin embargo, afirman que mucha de esta evidencia ya ha sido desacreditada. Y ahora, en el estudio de PNAS, expresan que también están descartando el último y el mejor pilar de esta teoría: los nanodiamantes.
Estos trozos nanométricos de forma hexagonal, llamados lonsdaleítas, podrían ser una buena herramienta para trazar un impacto, ya que se producen con la presión y el calor intensos de una colisión espacial.
Mala interpretación
Sin embargo, después de haber examinado detalladamente las esferas de carbono que en este caso se dice que contenían los nanodiamantes, el profesor Scott afirmó que han sido mal interpretados.
"Buscamos esos diamantes pero no pudimos encontrarlos", dijo el científico.
"Durante este período hubo incendios frecuentes de baja temperatura, algo normal. Y lo que ocurre es que el carbono en las moléculas se reordena en áreas muy pequeñas, de micrones".
"No se trata de un fenómeno de temperaturas altas, ocurre a baja temperatura. Obviamente lo que hicieron fue identificar esos materiales como diamantes, aunque no lo son", agregó Scott.
Quienes apoyan la teoría, sin embargo, expresan que el estudio de PNAS ha estado mirando en los lugares equivocados.
El doctor Douglas Kennett, de la Universidad de Oregon (Estados Unidos), dijo a la revista Science que "el argumento de que hemos malinterpretado a los diamantes es falso y engañoso".
Por su parte, el geocientífico Allen West le dijo a la BBC que el estudio de PNAS no siguió los mismos protocolos y, por lo tanto, no sorprende que no encontraran nada.
"Analizaron el carboncillo, pero nosotros nunca mencionamos que hubiéramos encontrado diamantes en el carboncillo", aclaró el científico.
"No entendieron cuáles eran los lugares donde se suponía debían buscar".
West añadió que en las próximas semanas será publicada nueva evidencia de nanodiamantes, lo que apoya la teoría del impacto espacial.
CIENCIA
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