Lo dijo en su primer discurso ante ese foro. Abogó por una política multilateral.
Por: Ana Baron
Consciente del antiamericanismo generado por la política exterior unilateral de su antecesor George Bush, Barack Obama reafirmó ayer ante la Asamblea General de las Naciones Unidas su visión multilateralista del mundo y delineó claras diferencias entre el enfoque de su gobierno y el de su antecesor.
En su primer discurso ante este importante foro, Obama recordó que, en cuanto asumió el poder, prohibió la tortura, ordenó el cierre de Guantánamo y comenzó "un duro trabajo para construir un marco que nos permita combatir al terrorismo respetando nuestras leyes". Más aún, por si alguien no lo sabía, el jefe de la Casa Blanca informó que su país había pagado toda la deuda financiera que mantenía con la ONU, lo que coloca su autoridad nuevamente en el centro de la escena internacional. Los numerosos presidentes y delegados presentes (la presidenta argentina, Cristina Kirchner, brilló por su ausencia) lo aplaudieron fuertemente. Muchos de ellos sacaron sus celulares o cámaras fotográficas para registrar el histórico momento. Incluso el coronel Muhamar Kadafi, que esperaba impaciente su turno para tomar la palabra, y el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que estaba sentado en la quinta fila hicieron gestos de aprobación.
El momento de distensión sin embargo duró poco. En efecto, Obama prometió que EE.UU. cooperará de ahora en más con todos los países para enfrentar los desafíos de nuestro planeta como la no proliferación nuclear y el desarme; la promoción de la paz y la seguridad; y una economía global que aumente las oportunidades de todos los pueblos del mundo. Pero, al mismo tiempo, Obama pidió a los líderes presentes que hagan su parte y asuman sus responsabilidades: "Aquéllos que acostumbraban criticar a Estados Unidos por actuar solo en el mundo no pueden detenerse a esperar a que Estados Unidos resuelva solo los problemas del mundo", dijo Obama. "Hemos buscado, en las palabra y en los hechos, una nueva era de compromiso con el mundo".
Fue a partir de ese momento que su discurso incluyó algunos conceptos de la era de Bush. Si bien utilizó un tono mucho más conciliador y diplomático, como bien dijo Helen Cooper del diario The New York Times, la columna vertebral de su política exterior se parece mucho a la del gobierno de su predecesor en varias áreas.
Por ejemplo, Obama acusó a Irán y a Corea del Norte por querer construir un arma nuclear de la misma manera que lo hubiera hecho Bush. "En sus acciones hasta este momento, Corea del Norte e Irán amenazan con llevarnos hacia ese peligroso precipicio", dijo Obama. "Respetamos sus derechos como miembros de la comunidad internacional", sostuvo el líder de la Casa Blanca. Y luego agregó: "Si los gobiernos de Irán y Corea del Norte prefieren ignorar los standards internacionales, si ponen la búsqueda de armas nucleares por delante de la estabilidad regional y la seguridad y las oportunidades para su propia gente, entonces deben ser recriminados. El mundo debe mostrarse unido para demostrar que la ley internacional no es un promesa vacía y que los tratados van ser respetados".
Fue en ese momento que el iraní Ahmadinejad dejó de sonreír. Horas antes, durante una entrevista con AP, el líder iraní había pedido a Obama que viese a Irán como amigo potencial y no como una amenaza. Dijo que esperaba una discusión "libre y abierta" de los asuntos nucleares, pero enfatizó que su país no negociaría sus propios planes atómicos. Poco después, durante su discurso, la delegación argentina se retiró del recinto por orden de la presidenta Kirchner, en protesta por la designación de Ahmad Vahidi como ministro de Defensa, quien es buscado por Interpol por el atentado de la AMIA.
Obama, por su parte, también habló del conflicto árabe-israelí, urgiendo a un nuevo diálogo. "El objetivo es claro: dos estados que vivan, codo a codo, en paz y seguridad", dijo añadiendo que Israel debe poner fin a su política de territorios ocupados que comenzó en 1967.
En su primer discurso ante este importante foro, Obama recordó que, en cuanto asumió el poder, prohibió la tortura, ordenó el cierre de Guantánamo y comenzó "un duro trabajo para construir un marco que nos permita combatir al terrorismo respetando nuestras leyes". Más aún, por si alguien no lo sabía, el jefe de la Casa Blanca informó que su país había pagado toda la deuda financiera que mantenía con la ONU, lo que coloca su autoridad nuevamente en el centro de la escena internacional. Los numerosos presidentes y delegados presentes (la presidenta argentina, Cristina Kirchner, brilló por su ausencia) lo aplaudieron fuertemente. Muchos de ellos sacaron sus celulares o cámaras fotográficas para registrar el histórico momento. Incluso el coronel Muhamar Kadafi, que esperaba impaciente su turno para tomar la palabra, y el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que estaba sentado en la quinta fila hicieron gestos de aprobación.
El momento de distensión sin embargo duró poco. En efecto, Obama prometió que EE.UU. cooperará de ahora en más con todos los países para enfrentar los desafíos de nuestro planeta como la no proliferación nuclear y el desarme; la promoción de la paz y la seguridad; y una economía global que aumente las oportunidades de todos los pueblos del mundo. Pero, al mismo tiempo, Obama pidió a los líderes presentes que hagan su parte y asuman sus responsabilidades: "Aquéllos que acostumbraban criticar a Estados Unidos por actuar solo en el mundo no pueden detenerse a esperar a que Estados Unidos resuelva solo los problemas del mundo", dijo Obama. "Hemos buscado, en las palabra y en los hechos, una nueva era de compromiso con el mundo".
Fue a partir de ese momento que su discurso incluyó algunos conceptos de la era de Bush. Si bien utilizó un tono mucho más conciliador y diplomático, como bien dijo Helen Cooper del diario The New York Times, la columna vertebral de su política exterior se parece mucho a la del gobierno de su predecesor en varias áreas.
Por ejemplo, Obama acusó a Irán y a Corea del Norte por querer construir un arma nuclear de la misma manera que lo hubiera hecho Bush. "En sus acciones hasta este momento, Corea del Norte e Irán amenazan con llevarnos hacia ese peligroso precipicio", dijo Obama. "Respetamos sus derechos como miembros de la comunidad internacional", sostuvo el líder de la Casa Blanca. Y luego agregó: "Si los gobiernos de Irán y Corea del Norte prefieren ignorar los standards internacionales, si ponen la búsqueda de armas nucleares por delante de la estabilidad regional y la seguridad y las oportunidades para su propia gente, entonces deben ser recriminados. El mundo debe mostrarse unido para demostrar que la ley internacional no es un promesa vacía y que los tratados van ser respetados".
Fue en ese momento que el iraní Ahmadinejad dejó de sonreír. Horas antes, durante una entrevista con AP, el líder iraní había pedido a Obama que viese a Irán como amigo potencial y no como una amenaza. Dijo que esperaba una discusión "libre y abierta" de los asuntos nucleares, pero enfatizó que su país no negociaría sus propios planes atómicos. Poco después, durante su discurso, la delegación argentina se retiró del recinto por orden de la presidenta Kirchner, en protesta por la designación de Ahmad Vahidi como ministro de Defensa, quien es buscado por Interpol por el atentado de la AMIA.
Obama, por su parte, también habló del conflicto árabe-israelí, urgiendo a un nuevo diálogo. "El objetivo es claro: dos estados que vivan, codo a codo, en paz y seguridad", dijo añadiendo que Israel debe poner fin a su política de territorios ocupados que comenzó en 1967.
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