La ley, que es parte del plan gubernamental para equilibrar las finanzas en 2018 y reducir el déficit, se debatirá el martes en el Senado.
Esta la primera manifestación convocada durante un fin de semana, con la intención atraer a las familias y estudiantes, a personas no vinculadas a los sindicatos y a las mujeres, que según los gremios, serán un sector muy afectado de ser aprobada la ley.
Las anteriores fueron jornadas de huelga nacional a las que se sumaron al menos un millón de franceses, según cálculos hechos por los organizadores.
Pese a las movilizaciones, el gobierno afirma que mantendrá la propuesta aunque ha ofrecido algunas pequeñas concesiones.
En París, la capital, cientos de miles de manifestantes marchan por las principales calles, que permanecen cerradas al tráfico, portando banderas y globos.
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Advertencia sindical
Según el corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield, esta es la tercera manifestación contra la reforma de pensiones desde el inicio de septiembre y la sexta que se ha realizado para oponerse a la medida.
Schofield asegura que las marchas tienen lugar en pueblos y ciudades de todo el país, y como en las últimas ocasiones, parece haber discrepancias sobre el número aproximado de participantes.
El gobierno ha dejado claro que aún existe posibilidad de maniobra con respecto a puntos menos polémicos de la legislación, pero que la cláusula fundamental, la que eleva la edad de retiro a 62 años, no está abierta a negociación.
Para el presidente Sarkozy esta reforma es esencial para garantizar la viabilidad a largo plazo del sistema de pensiones francés.
Para sus oponentes, los cambios son injustos porque dicen que serán los más pobres quienes salgan más afectados por la crisis económica.
Y según los principales sindicatos franceses, esta multitudinaria manifestación sirve de advertencia al gobierno para que reconsidere su planes.
FRANCIA
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