Nacida en el seno de una familia
judía de Praga en 1903, sus 107 años no son el único motivo de los
llamados telefónicos y los mensajes de felicitación que recibe en su
departamento de Londres, en un día en que celebra con su familia.
Alice está lejos de pretender que sus interpretaciones al piano, a los 107 años, son lo que eran, pero la música siegue siendo para ella algo que la mantiene viva.
"Cuando era joven, me gustaba Schumann, pero, ahora, prefiero a Beethoven. Es fenomenal", dice.
Kafka
(Kafka) Nunca podía decidir. ¿Hago esto o lo otro? Por ejemplo, con sus novias. En casa, todo el mundo pensaba en él. Era un hombre lleno de dudas. En realidad, era un pesimista. Completamente lo opuesto a mí
Alice Sommer
En 1931, Alice Herz, como se llamaba de soltera, se casó con un integrante de la familia Sommer, una familia de intelectuales vieneses bien acomodada.
Entre los amigos de la familia había un escritor que expondría la máxima alienación del ser humano en el siglo XX: Fraz Kafka
"Nunca podía decidir. '¿Hago esto o lo otro?' Por ejemplo, con sus novias. En casa, todo el mundo pensaba en él. Era un hombre lleno de dudas. En realidad, era un pesimista. Completamente lo opuesto a mí", dice.
1939
Resulta notable que Alice haya logrado mantener su optimismo considerando lo que le ocurrió a ella y su familia tras la invasión de Checoslovaquia por los Nazis en 1939.
Alice fue enviada al campo de concentración de Terezin con su marido, Leopoldo, y su hijo pequeño.
Luego, Leopoldo sería enviado a Dachau, donde murió.
Los nazis hicieron un documental para mostrarle al mundo que los judíos eran bien tratados.
Alice dice que, con su gran interés en la música, incluso ella cayó en la trampa.
"Me dijeron que tocara. Lo encontraba maravilloso. No podía ser tan malo si podía tocar. Estoy al lado de Dios cuando puedo tocar".
Siempre optimista
"Preguntaba: '¿Qué son los judíos?' '¿Por qué no tenemos nada para comer?' '¿Quién es Hitler?' No sabíamos cómo contestarle", afirma Alice.
Su marido fue sacado de Trezin y falleció poco después. Ella y su hijo estaban literalmente muertos de hambre. No obstante, Alice no deja de ver algo positivo en todo esto.
"No solamente veo el amor entre mi hijo y yo. Hay también fantasía, belleza. La gente que ha atravesado por tiempos duros es más fuerte. Fuimos creados con capacidad para el bien y para el mal. Tenemos que continuar. Así ha de ser", concluye Sommer.
CULTURA
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