24 noviembre 2010

Antiguos lambayecanos criaron felinos silvestres hace 3.500 años

Nuevos descubrimientos en complejo arqueológico Ventarrón. Hallazgos de restos dan detalles sobre la domesticación de diversas especies
Miércoles 24 de noviembre de 2010 - 08:21 am 3 comentarios
 
(Fotos: Wilfredo Sandoval)
 
Por: Wilfredo Sandoval

Un grupo de jóvenes que colaboran en los trabajos de investigación de las entrañas del complejo arqueológico de Ventarrón, en el distrito de Pomalca, halló recientemente las osamentas de diversos animales, principalmente especies de la selva amazónica y felinos silvestres, que habrían vivido hace más de 3.500 años en el ecosistema adyacente a Ventarrón.

Ante la abundancia de los restos óseos, el arqueólogo Ignacio Alva Meneses solicitó el apoyo de los especialistas en zooarqueología Víctor Vásquez Sánchez y Teresa Rosales Tham, del Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas Arqueobios de Trujillo.

Tras varios análisis de los restos, se determinó que estos antecesores de la cultura Lambayeque mantenían en cautiverio a felinos con el propósito de domesticarlos y utilizarlos en labores agrícolas o en la erradicación de plagas, tal como se hacía en el Antiguo Egipto con los gatos. En el lugar, ubicado a unos 15 kilómetros de distancia de la ciudad de Chiclayo, se encontraron restos de cuatro ejemplares de felinos.

ESTUDIOS OSTEOLÓGICOS
 
“Hace más de 3.500 años la ecología circundante al templo de Ventarrón presentaba una densa cubierta de bosques de algarrobos, donde hoy todo son cultivos de caña de azúcar, lo que se convirtió en uno de los hábitats preferidos de los felinos de entonces”, comentó Víctor Vásquez.

El especialista agregó que actualmente se llevan a cabo estudios osteológicos que permitirán conocer si en los ejemplares arqueológicos hallados existe alguna modificación de su esqueleto en comparación con los animales silvestres actuales, pertenecientes a colecciones de historia natural privadas. La idea es observar los posibles cambios que les pudo causar el sistema de cautiverio al que fueron sometidos por los antiguos pobladores de Ventarrón.

En cuanto a la especie de felinos a la que pertenecerían los restos hallados en el complejo arqueológico, los estudiosos creen que se trataría de una similar a la de los pumas actuales.

En el mismo depósito de Ventarrón se encontraron restos de varias especies de fauna local, entre peces de buen tamaño destinados a consumirse en festines que se organizaron en el templo sagrado del mencionado complejo arqueológico. Entre estos se pueden mencionar la chita, el lenguado y lifes. Este último es una especie de agua dulce.

En la esquina sureste de la huaca Ventarrón había restos óseos de una gran diversidad de aves, como patos silvestres, gallinetas y zambullidores. La existencia de estos tipos de aves revela que el paisaje adyacente al templo tenía lagunas y riachuelos, donde suelen habitar estos ejemplares.

UN MUNDO DISTINTO
 
En el registro de las aves se logró identificar el entierro de un guacamayo de la especie Ara Ararauna, el guacamayo más grande y colorido de la Amazonía. Lo singular de este ejemplar es que presenta una cicatriz pronunciada en el hueso de la zona pectoral. Ello indica que posiblemente había sufrido una fractura, pero pudo seguir viviendo. Lo que hizo que el hueso cicatrizara causó un crecimiento anómalo del tejido óseo.

Para el director del proyecto arqueológico Ventarrón, Ignacio Alva Meneses, estos hallazgos son importantes porque permiten a los estudiosos entender cómo se practicaba una serie de actividades productivas, como la extracción pesquera, los procesos de domesticación de diversas especies y el abastecimiento de recursos, en una época que se remonta a la etapa precerámica tardía, cuya antigüedad fluctúa entre una máxima de 4.500 años y una mínima de 3.800 años.

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