Nuevos descubrimientos en complejo arqueológico Ventarrón. Hallazgos de restos dan detalles sobre la domesticación de diversas especies
Por: Wilfredo Sandoval
Un grupo de jóvenes que colaboran en los trabajos de investigación de las entrañas del complejo arqueológico de Ventarrón,
en el distrito de Pomalca, halló recientemente las osamentas de
diversos animales, principalmente especies de la selva amazónica y
felinos silvestres, que habrían vivido hace más de 3.500 años en el
ecosistema adyacente a Ventarrón.
Ante la abundancia de los restos óseos, el arqueólogo Ignacio Alva
Meneses solicitó el apoyo de los especialistas en zooarqueología Víctor
Vásquez Sánchez y Teresa Rosales Tham, del Centro de Investigaciones
Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas Arqueobios de Trujillo.
Tras varios análisis de los restos, se determinó que estos
antecesores de la cultura Lambayeque mantenían en cautiverio a felinos
con el propósito de domesticarlos y utilizarlos en labores agrícolas o
en la erradicación de plagas, tal como se hacía en el Antiguo Egipto con
los gatos. En el lugar, ubicado a unos 15 kilómetros de distancia de la
ciudad de Chiclayo, se encontraron restos de cuatro ejemplares de
felinos.
ESTUDIOS OSTEOLÓGICOS
“Hace más de 3.500 años la ecología circundante al templo de Ventarrón presentaba una densa cubierta de bosques de algarrobos, donde hoy todo son cultivos de caña de azúcar, lo que se convirtió en uno de los hábitats preferidos de los felinos de entonces”, comentó Víctor Vásquez.
El especialista agregó que actualmente se llevan a cabo estudios
osteológicos que permitirán conocer si en los ejemplares arqueológicos
hallados existe alguna modificación de su esqueleto en comparación con
los animales silvestres actuales, pertenecientes a colecciones de
historia natural privadas. La idea es observar los posibles cambios que
les pudo causar el sistema de cautiverio al que fueron sometidos por los
antiguos pobladores de Ventarrón.
En cuanto a la especie de felinos a la que pertenecerían los restos
hallados en el complejo arqueológico, los estudiosos creen que se
trataría de una similar a la de los pumas actuales.
En el mismo depósito de Ventarrón se encontraron restos de varias
especies de fauna local, entre peces de buen tamaño destinados a
consumirse en festines que se organizaron en el templo sagrado del
mencionado complejo arqueológico. Entre estos se pueden mencionar la
chita, el lenguado y lifes. Este último es una especie de agua dulce.
En la esquina sureste de la huaca Ventarrón había restos óseos de
una gran diversidad de aves, como patos silvestres, gallinetas y
zambullidores. La existencia de estos tipos de aves revela que el
paisaje adyacente al templo tenía lagunas y riachuelos, donde suelen
habitar estos ejemplares.
UN MUNDO DISTINTO
En el registro de las aves se logró identificar el entierro de un guacamayo de la especie Ara Ararauna, el guacamayo más grande y colorido de la Amazonía. Lo singular de este ejemplar es que presenta una cicatriz pronunciada en el hueso de la zona pectoral. Ello indica que posiblemente había sufrido una fractura, pero pudo seguir viviendo. Lo que hizo que el hueso cicatrizara causó un crecimiento anómalo del tejido óseo.
Para el director del proyecto arqueológico Ventarrón, Ignacio Alva
Meneses, estos hallazgos son importantes porque permiten a los
estudiosos entender cómo se practicaba una serie de actividades
productivas, como la extracción pesquera, los procesos de domesticación
de diversas especies y el abastecimiento de recursos, en una época que
se remonta a la etapa precerámica tardía, cuya antigüedad fluctúa entre
una máxima de 4.500 años y una mínima de 3.800 años.
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