Corea del Norte aseguró este viernes que
la península coreana se encuentra "al borde la guerra", en medio de la
creciente tensión con su vecino, Corea del Sur.
Poco después de esta declaración, las fuerzas
norcoreanas realizaron disparos de artillería cerca de la frontera,
según informó un portavoz del Ministerio de Defensa en Seúl.
Las nuevas explosiones -presuntamente parte de
un ejercicio militar de Pyongyang en su propio territorio- se escucharon
en el Mar Amarillo y despertaron la alarma en la disputada zona
limítrofe entre ambos países.
A dos días de que comiencen maniobras navales
conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos, Corea del Norte culpó a
Seúl y a Washington de que la zona esté "al borde de la guerra", en un
comunicado difundido por la agencia oficial KCNA.
Los ejercicios militares "de los imperialistas
estadounidenses y de su belicosa marioneta surcoreana" están dirigidos
contra Corea del Norte, afirma Pyongyang.
"La situación en la península coreana está al
borde de la guerra debido al proyecto imprudente de esos delirantes del
gatillo", agrega.
Entre tanto, el gobierno de Corea del Sur designó a Kim Kwan-jin, un ex jefe militar, como nuevo ministro de Defensa.
Su antecesor, Kim Tae-young, renunció el jueves
ante la ola de críticas por su reacción "lenta y tibia" tras el ataque
norcoreano del martes contra la isla de Yeonpyeong, que acabó con la
vida de dos civiles y dos militares y dejó 18 heridos.
Nuevo mensaje
Seúl dijo que fortalecerá su presencia militar
en cinco islas del Mar Amarillo y que revisará el protocolo de
enfrentamiento de sus fuerzas armadas, cuando existen preocupaciones de
que éste es "demasiado pasivo".
El corresponsal de la BBC en Seúl, Chris Hogg,
dice que el nuevo titular de Defensa tendrá la oportunidad de revisar
el aparato de seguridad del país.
La idea que prevalece en el gobierno, explica,
es que hasta ahora se ha puesto mucho énfasis en prevenir incidentes
militares, pero que esto no ha sido lo suficientemente disuasivo.
Un alto funcionario surcoreano le dijo a la BBC
que Seúl nunca pensó que Pyongyang fuera a lanzar un ataque contra
civiles como el de la isla de Yeonpyeong.
Ahora, explica Hogg, Corea del Sur quiere enviar
a su vecino el mensaje de que ante nuevos incidentes y no dudará en
aplicar cualquier tipo de medidas que considere necesarias.
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