Redacción
BBC Mundo
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Los iraquíes ven salir las tropas de combate de Estados Unidos en medio de un su país todavía sumido en la violencia, sin que los principales partidos se pongan de acuerdo para formar gobierno y con una tasa de desempleo del 60%.
Cuando se empezó a hablar del "fin de la guerra" en 2003, el entonces presidente George W. Bush dejó por delante un panorama lleno de incertidumbre y marcado por la presencia de la red al-Qaeda.
Atrás queda la muerte en la horca de Saddam Hussein, el escándalo de las torturas en la cárcel de Abu Dabi o la sangrienta batalla de Faluya en 2004.
Además, la presencia de armas de destrucción masiva en Irak, denuncia que justificó la invasión, jamás fueron halladas.
Por delante quedan resolver los complicados conflictos sectarios despertados después de la invasión.
Para ello, los iraquíes tienen la tarea de enfrentar la insurgencia, reconciliar musulmanes sunitas y chiitas, construir un tejido económico. Antes, necesitan por lo menos que se forme un gobierno.
clic Lea también: La última brigada de combate deja Irak
La operación Libertad Iraquí la lanzó el 20 de marzo de 2003 el presidente George W. Bush (2001-2009) porque el gobierno de Irak poseía armas de destrucción masiva y Saddam Hussein era un peligro para la comunidad internacional.
Aunque, como defienden las autoridades estadounidenses, la violencia ha disminuido y la competencia de las fuerzas de seguridad locales ha mejorado, el atentado suicida del martes pasado en Bagdad, que dejó al menos 59 muertos, muestra que la situación está lejos de normalizarse.
El analista en temas de Defensa de la BBC, Nick Childs, estima que "no hay duda de que Irak no es el país que los EE.UU. planeaban que sería en este momento".
"Tanto la seguridad como la economía son, por decir lo mínimo, frágiles".
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"Fin de la guerra"
El portavoz de la Casa Blanca, Philip Crowley, definió la salida de las tropas de combate como "el fin de la guerra". Éste llega tras más de siete años en los que murieron 4.419 militares estadounidenses. El número de víctimas iraquíes no es posible determinarlo a ciencia cierta.
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Los iraquíes ven salir las tropas de combate de Estados Unidos en medio de un su país todavía sumido en la violencia, sin que los principales partidos se pongan de acuerdo para formar gobierno y con una tasa de desempleo del 60%.
Cuando se empezó a hablar del "fin de la guerra" en 2003, el entonces presidente George W. Bush dejó por delante un panorama lleno de incertidumbre y marcado por la presencia de la red al-Qaeda.
Atrás queda la muerte en la horca de Saddam Hussein, el escándalo de las torturas en la cárcel de Abu Dabi o la sangrienta batalla de Faluya en 2004.
Además, la presencia de armas de destrucción masiva en Irak, denuncia que justificó la invasión, jamás fueron halladas.
Por delante quedan resolver los complicados conflictos sectarios despertados después de la invasión.
Para ello, los iraquíes tienen la tarea de enfrentar la insurgencia, reconciliar musulmanes sunitas y chiitas, construir un tejido económico. Antes, necesitan por lo menos que se forme un gobierno.
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La operación Libertad Iraquí la lanzó el 20 de marzo de 2003 el presidente George W. Bush (2001-2009) porque el gobierno de Irak poseía armas de destrucción masiva y Saddam Hussein era un peligro para la comunidad internacional.
Aunque, como defienden las autoridades estadounidenses, la violencia ha disminuido y la competencia de las fuerzas de seguridad locales ha mejorado, el atentado suicida del martes pasado en Bagdad, que dejó al menos 59 muertos, muestra que la situación está lejos de normalizarse.
El analista en temas de Defensa de la BBC, Nick Childs, estima que "no hay duda de que Irak no es el país que los EE.UU. planeaban que sería en este momento".
"Tanto la seguridad como la economía son, por decir lo mínimo, frágiles".
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"Fin de la guerra"
El portavoz de la Casa Blanca, Philip Crowley, definió la salida de las tropas de combate como "el fin de la guerra". Éste llega tras más de siete años en los que murieron 4.419 militares estadounidenses. El número de víctimas iraquíes no es posible determinarlo a ciencia cierta.
La Casa Blanca da por terminada la guerra pero no su trabajo en Irak.
Según la organización no gubernamental radicada en Alemania Iraq Body Count, el número de iraquíes muertos es de entre 97.000 y 106.000.
"¡Nos vamos a casa!, ¡ganamos!, ¡se acabó!, ¡los quiero!", exclamó ante las cámaras de televisión desde lo alto de su vehículo un soldado de la Cuarta Brigada Stryker al cruzar la frontera con Kuwait.
Fuentes oficiales rectificaron la información inicial de los que salieron la madrugada de este jueves fueran efectivamente los últimos. Antes de fin de este mes, todavía deben salir unos 6.000 más.
Por tanto, no se ha adelantado el cronograma. Será a partir de septiembre que comience la operación "Nuevo Amanecer" con 50.000 militares que se dedicarán a entrenar a las fuerzas locales. Sólo podrán usar sus armas para defenderse de agresiones.
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"Más seguridad privada"
Como recuerda el corresponsal de la BBC en Bagdad, Hugh Sykes, el cronograma de salida fue calificado recientemente de "prematuro" por el general Babaker Zebari, comandante de las fuerzas armadas iraquíes.
Zebari estima que la presencia militar estadounidense debería extenderse hasta 2020.
"Al-Qaeda en Irak ha estado bastante activa. Algunos analistas piensan que están volviendo a fortalecerse", agrega el corresponsal.
La consecuencia más inmediata de la salida de las tropas de combate es que el grueso de la responsabilidad pasa del Pentágono al Departamento de Estado.
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Cuando Obama llegó a la Casa Blanca eran 140.000 los militares desplegados en Irak. Quedan 56.000.
Según coinciden en informar la cadena de televisión CNN y el diario The New York Times, la oficina que dirige la secretaria de Estado, Hillary Clinton, planea que sus contratos con empresas de seguridad en Irak pasen de 2.700 a entre 6.000 y 7.000.
Estos guardias privados se dedicarán a operar los radares que sirven para detectar ataques con cohetes enemigos, rastrear bombas en los caminos, manejar los robots de reconocimiento aéreo, e incluso conformarán fuerzas de reacción rápida.
Además, el Departamento de Estado solicitó al Ejército que dejé en Irak medio centenar de vehículos blindados y varios helicópteros del tipo UH-60.
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Sin gobierno
Pero el problema más inmediato en el panorama político iraquí es que tras las elecciones del 7 de marzo, la fuerza más votada no ha conseguido los aliados necesarios para formar gabinete.
El corresponsal de la BBC explica que en la actualidad "no existe un gobierno propiamente". "Hay un gobierno de transición. Las fuerzas armadas se rigen por ellas mismas", apunta Sykes.
En las elecciones del 7 de marzo, Al Iraqiya ganó 91 de los 325 escaños, Estado de Derecho obtuvo 89, la Alianza Nacional Iraquí (ANI) se hizo con 70 y, entre otras, Sadr 40.Todavía no se han puesto de acuerdo para formar gobierno.
Al Iraqiya (sunita), del ex primer ministro Ayad Alaui, anunció este jueves su intención de buscar una solución para poder formar gobierno con el bloque leal al clérigo chiita Muqtada al Sadr, fuerte opositor al gobierno de Estados Unidos.
A principios de semana, Al Iraqiya suspendió las conversaciones con la formación que resultó segunda.
De momento, lo único evidente es que Irak llega a la "posguerra" sin gobierno. Formarlo es el inevitable primer paso para comenzar a gestionar un país que deja atrás una guerra y parece lejos de vivir en paz.
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