Francia empezó a deportar gitanos
extranjeros a sus países de origen y prosiguió con el desalojo policial
de campamentos de esa comunidad, pese a la ola de críticas a esa
política desde dentro y fuera de fronteras.
El gobierno francés organizó para este jueves dos vuelos a Rumania con 93 gitanos, indicó Bucarest, cada uno de los cuales aceptó "voluntariamente" volver a su país por una suma equivalente a US$380.
Otro vuelo con un centenar de personas partirá el viernes, informó el ministerio del Interior, que en total prevé deportar 700 gitanos antes de fin de agosto.
Amelia Torres, portavoz de la CE, advirtió que Francia debe respetar las reglas europeas sobre circulación de personas y que la integración de las poblaciones gitanas en el bloque es un "objetivo importante" de Bruselas.
"Se trata de una población de entre 10 y 12 millones de personas, la mayor minoría en Europa, que está regularmente confrontada a la discriminación, el desempleo y la pobreza", dijo Torres a BBC Mundo.
"Caso por caso"
Las medidas son parte de
un endurecimiento de la política de seguridad de Sarkozy y han sido
criticadas por políticos de distintos partidos, grupos contra el racismo
y observadores de las Naciones Unidas.
Según datos oficiales, desde entonces más de medio centenar de esos campamentos fueron desmantelados por la policía, incluido uno con decenas de personas este jueves en la región de Ródano-Alpes (sureste del país).
El gobierno francés justificó la ofensiva por motivos de seguridad y señaló que en esos campamentos hay "tráfico ilegal", condiciones de vida "escandalosas" y "explotación de menores para la mendicidad, la prostitución y el delito".
"Corresponde a las autoridades francesas tomar las medidas caso por caso cuando el comportamiento personal del interesado constituye una amenaza real, actual y suficientemente grave", dijo la portavoz de la CE.
De París a Bucarest
Las normas comunitarias permiten a los ciudadanos europeos establecerse en el país del bloque que elijan, recordó Torres,
Pero, para residir en un país ajeno al suyo por más de tres meses, la persona "debe justificar que cuenta con recursos económicos para no sobrecargar los sistemas sociales del país de acogida", agregó.
"Seguimos atentamente la situación en Francia y esperamos que las autoridades francesas respeten estas reglas", dijo Torres.
Francia sostiene que su ofensiva contra los campamentos gitanos es acorde a las normativas europeas.
"Respetamos totalmente las reglas europeas y velamos para que esto no atente contra la libertad de circulación de los ciudadanos europeos", dijo el ministro del Interior, Brice Hortefeux.
Hortefeux dijo que la CE debería "movilizar su energía" en aplicar programas para la integración de las comunidades gitanas en la sociedad.
Pese a las advertencias de riesgos de "xenofobia" y "populismo" hechas por el canciller rumano Teodor Baconschi el miércoles, París dijo que busca una coordinación con Bucarest.
Dos ministros rumanos viajarán a París el 30 de agosto "para discutir propuestas muy concretas y abordar la cuestión de la inserción de poblaciones gitanas", dijo el portavoz de la cancillería francesa, Bernard Valero.
Críticas crecientes
Se estima que en Francia hay cerca de 15.000 gitanos procedentes de Europa Oriental, fundamentalmente de Rumania y Bulgaria.
Las repatriaciones organizadas por el gobierno francés se harán en vuelos comerciales. Uno de ellos partía desde París este jueves con 14 gitanos y otro desde Lyon con 79 más tarde el mismo día.
La ofensiva policial
francesa ya generó señales de molestia del gobierno rumano, que advirtió
sobre el riesgo de "reacciones xenófobas", mientras la Comisión Europea
(CE) dijo que sigue los hechos "atentamente".
Jean-Pierre Grand, un diputado del partido de centro-derecha UMP de Sarkozy, definió los operativos en los campamentos gitanos como rafles, palabra francesa que alude a las redadas contra los judíos durante la guerra.
El ministro de Inmigración, Eric Besson, negó esta semana que la política francesa hacia los gitanos pueda compararse con las redadas y el horror de la Segunda Guerra Mundial.
Algunos opositores creen que Sarkozy usa el tema para mejorar su pobre índice de popularidad y distraer la atención del caso L’Oréal, que puso en aprietos a su ministro de Trabajo, Eric Woerth, pieza clave del gobierno.
FRANCIA
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