Amalia Morales se robó todas las cámaras. Con 51 años, esta "mujer de
pollera" para el lenguaje políticamente correcto, o simplemente chola
para la jerga de la calle, se transformó en la primera indígena en
llegar a la cúspide del Poder Judicial.
Fue designada interinamente por Evo Morales junto a otras 17 altas autoridades judiciales, para cubrir los puestos vacantes en la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura, instancia administrativa y disciplinaria del Poder Judicial donde recayó la abogada indígena, vistiendo pollera larga, chal, sombrerito bombín y grandes aros de oro, como símbolo de la "descolonización de la Justicia" que prometió el mandatario boliviano.
"La injusticia y la discriminación me empujaron a luchar para ser abogada y estoy orgullosa de ser la primera mujer de pollera nombrada por el presidente", dice la flamante autoridad, que se recibió su título universitario en 1985 y se desempeñaba como jueza de instrucción de provincia, cargo en el que también fue precursora.
"Polleras justicieras", tituló en portada el diario sensacionalista Extra, de amplia difusión entre los sectores populares a fuerza de tapas "fuertes" y, sobre todo, mucha sangre en sus páginas.
Las polleras abundan en el Congreso y ya son tres las ministras indígenas.
Con todo, la oposición rechazó los nombramientos porque, según sus principales referentes, conllevan la concentración total del poder en manos de Evo Morales.
"El Estado de derecho está en terapia intensiva", denunció el secretario de Autonomías de Santa Cruz, Carlos Dabdoub, y el ex vicepresidente aymara Víctor Hugo Cárdenas (1993-1997) fue más lejos, y advirtió que "el futuro es tenebroso" y debería intervenir la OEA en aplicación de la Carta Democrática.
Pero desde el oficialismo destacan que las designaciones son transitorias porque no se pueden mantener paralizados los órganos judiciales por falta de quórum.
El 5 de diciembre próximo, esos cargos serán elegidos -de manera inédita- mediante voto popular entre ternas aprobadas previamente por la Asamblea Legislativa Plurinacional (Congreso), tal como lo establece la nueva Constitución.
"No los estoy posesionando para que me defiendan, si yo cometo algún error métanme a la cárcel", convocó el presidente boliviano, que en la intimidad suele bromear llamando "plátanos" (bananos) a los abogados "porque no hay ninguno recto".
"Hay que acabar con ese manejo oscuro de la justicia boliviana, el pueblo en la calle no puede seguir diciendo que la justicia es para el que tiene plata", agregó.
Y generó polémica al llamar a los nuevos jueces a "no perdonar a los separatistas", en referencia a los procesados por terrorismo, supuestamente vinculados a la banda de Eduardo Rózsa Flores.El boliviano-húngaro fue abatido el año pasado luego de su intento de formar milicias de autodefensa en Santa Cruz aprovechando su experiencia en la guerra de los Balcanes.
Por eso la oposición cree que se viene una oleada de "persecución judicial". A la fecha son varias decenas los enjuiciados por diferentes causas, entre ellos tres gobernadores, muchos de los cuales ya se fugaron hacia Perú y Estados Unidos, destino preferido del nuevo "exilio" boliviano.
Fue designada interinamente por Evo Morales junto a otras 17 altas autoridades judiciales, para cubrir los puestos vacantes en la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura, instancia administrativa y disciplinaria del Poder Judicial donde recayó la abogada indígena, vistiendo pollera larga, chal, sombrerito bombín y grandes aros de oro, como símbolo de la "descolonización de la Justicia" que prometió el mandatario boliviano.
"La injusticia y la discriminación me empujaron a luchar para ser abogada y estoy orgullosa de ser la primera mujer de pollera nombrada por el presidente", dice la flamante autoridad, que se recibió su título universitario en 1985 y se desempeñaba como jueza de instrucción de provincia, cargo en el que también fue precursora.
"Polleras justicieras", tituló en portada el diario sensacionalista Extra, de amplia difusión entre los sectores populares a fuerza de tapas "fuertes" y, sobre todo, mucha sangre en sus páginas.
Las polleras abundan en el Congreso y ya son tres las ministras indígenas.
Con todo, la oposición rechazó los nombramientos porque, según sus principales referentes, conllevan la concentración total del poder en manos de Evo Morales.
"El Estado de derecho está en terapia intensiva", denunció el secretario de Autonomías de Santa Cruz, Carlos Dabdoub, y el ex vicepresidente aymara Víctor Hugo Cárdenas (1993-1997) fue más lejos, y advirtió que "el futuro es tenebroso" y debería intervenir la OEA en aplicación de la Carta Democrática.
Pero desde el oficialismo destacan que las designaciones son transitorias porque no se pueden mantener paralizados los órganos judiciales por falta de quórum.
El 5 de diciembre próximo, esos cargos serán elegidos -de manera inédita- mediante voto popular entre ternas aprobadas previamente por la Asamblea Legislativa Plurinacional (Congreso), tal como lo establece la nueva Constitución.
"No los estoy posesionando para que me defiendan, si yo cometo algún error métanme a la cárcel", convocó el presidente boliviano, que en la intimidad suele bromear llamando "plátanos" (bananos) a los abogados "porque no hay ninguno recto".
"Hay que acabar con ese manejo oscuro de la justicia boliviana, el pueblo en la calle no puede seguir diciendo que la justicia es para el que tiene plata", agregó.
Y generó polémica al llamar a los nuevos jueces a "no perdonar a los separatistas", en referencia a los procesados por terrorismo, supuestamente vinculados a la banda de Eduardo Rózsa Flores.El boliviano-húngaro fue abatido el año pasado luego de su intento de formar milicias de autodefensa en Santa Cruz aprovechando su experiencia en la guerra de los Balcanes.
Por eso la oposición cree que se viene una oleada de "persecución judicial". A la fecha son varias decenas los enjuiciados por diferentes causas, entre ellos tres gobernadores, muchos de los cuales ya se fugaron hacia Perú y Estados Unidos, destino preferido del nuevo "exilio" boliviano.
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