Las lecciones de biología son un
recuerdo distante para mí, pero si hubieran sido algo similar a lo que
vi en la escuela Abbey (en Reading, Inglaterra), creo que hubiera
recordado algo más.
Los alumnos observaban, a través de anteojos 3D, el funcionamiento del pecho.
"Genial", "Es enorme", "Pensé que el diafragma era un músculo plano", "No me había dado cuenta de que estaba bajo las costillas"... Estos fueron algunos de los comentarios cuando las alumnas se colocaron las gafas para examinar en detalle un modelo del tórax.
"Es una experiencia increíble, tan buena para aprender", dijo Yvette.
"Es mucho más interesante que mirar un libro de texto", agregó Polly.
"Es más real, lo que facilita comprender el concepto", explicó Rosie.
Pero a pesar del bombo publicitario, algunos informes sugieren que el público que va al cine está empezando a cansarse de las películas 3D. Y aunque la venta de televisores 3D está aumentando, no todos están impresionados con los resultados.
Según la empresa Nielsen, sólo un pequeño porcentaje de las casas disponen de estos aparatos. Y muchos otros aseguran que no tienen la intención de sumarse a la tendencia tecnológica.
¿Educación del siglo XXI?
No estamos muy lejos de la etapa en la que los niños puedan tomar y manipular con sus manos imágenes en 3D. Esto podría combinarse con la educación por internet
Katheryn MacAulay, vicedirectora de la la escuela Abbey
MacAulay introdujo este modelo educativo en la primavera de este año tras descubrir el sistema de la compañía estadounidense Texas Instruments (TI) en la feria BETT en el Reino Unido, donde se muestra el uso de la tecnología de la información en la educación.
"TI quería ver si podía ser exitoso en un ambiente fuera de Estados Unidos y acordamos probarlo", dijo MacAulay.
Cuatro meses después ya había recibido interés de escuelas en Alemania, Holanda, Italia y Turquía. Y en la feria BETT del próximo año hablará ante 100 directores de escuela sobre cómo el sistema encajó en el plan de estudios de Abbey.
Ros Johnson, a cargo del área de biología de la escuela, dijo haber quedado "boquiabierta" cuando compararon los resultados de los exámenes en las clases que utilizaron la tecnología 3D con los de las que no la usaron.
"Los resultados en las clases con 3D fueron significativamente mejores", aseguró.
Momento de iluminación
Pero con un modelo en 3D para explorar, la clase tuvo un momento de iluminación".
"Sabía que iba a ser útil, pero no esperaba que fuera a tener un efecto tan significativo", afirmó Johnson.
La profesora dijo que el uso del 3D en el salón de clase no es efectista, sino que es una parte más de la lección. Y que no ocupa más de diez minutos del tiempo total.
El hecho de que puede proyectarse en el pizarrón significa que es fácil pasar de la enseñanza en 3D a la 2D.
Fallos
Todavía es pronto para realizar un veredicto sobre la tecnología 3D en las escuelas. Los proyectores no cuestan más que los normales pero un set de anteojos para una clase cuesta unos US$2.300.
Esto parece más caro cuando la tecnología es tan nueva y, por lo tanto, propensa a fallos.
Los programadores deben trabajar con los maestros en el futuro
K. MacAulay
También hay mucho por hacer para desarrollar software para el sistema. Según Johnson, algunos de los programas que ha utilizado son inexactos.
"Los programadores deben trabajar con los maestros en el futuro", agregó MacAulay.
A pesar de los problemas, la escuela ya está construyendo una biblioteca de programas 3D en una amplia gama de temas, desde matemática hasta geografía e historia.
La tecnología 3D en las aulas podría estar aquí para quedarse.
TECNOLOGÍA
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