En vísperas de una cumbre de
cancilleres y ministros de Defensa de la Unión de Naciones del Sur
(Unasur) que se realizará este viernes en Quito, Colombia vuelve a
estar sobre la mesa, con su conflicto armado, el narcotráfico y los
acuerdos militares con Estados Unidos.
Esos temas, que han causado tensiones
regionales en los últimos meses, muestran ahora un evidente contraste:
el de la buena relación entre Bogotá y Quito, y el de la mala relación
entre Bogotá y Caracas.
Lo paradójico es que, a su turno, Caracas y
Quito tienen muy buenas relaciones entre sí.
Tras 20 meses de rompimiento de relaciones
diplomáticas, luego del bombardeo al campamento de “Raúl Reyes”, este
lunes reabrieron sus puertas las embajadas de Colombia en Quito y de
Ecuador en Bogotá, aunque a nivel de encargados de negocios.
Por el contrario, pese a que las embajadas de
Colombia en Caracas y de Venezuela en Bogotá nunca cerraron sus
puertas, estos dos países andinos atraviesan por su peor momento en los
siete años en que han coincidido los presidentes Álvaro Uribe y Hugo
Chávez.
"Pragmatismo"
Venezuela ha criticado duramente el acuerdo
militar que por diez años firmó recientemente Bogotá con Washington y ha
prometido llevar a cero el comercio con Colombia, al tiempo que el
presidente Chávez ha llamado “mafioso” a su colega Álvaro Uribe y les
ha pedido a sus ciudadanos prepararse para una “guerra”.
Ecuador también tiene preocupaciones por el
acuerdo entre Bogotá y Washington, pero ha sido más diplomático a la
hora de expresarlos.
(Colombia y Ecuador) no esperaron a resolver todos sus problemas para reabrir las embajadas y crearon tres comisiones para hacerle seguimiento a los temas pendientes
Socorro Ramírez,
Universidad Nacional de Colombia
La analista internacional Socorro Ramírez,
profesora de la Universidad Nacional de Colombia, le dice a BBC Mundo
que Bogotá y Quito optaron por “el pragmatismo”.
“No esperaron a resolver todos sus problemas
para reabrir las embajadas y crearon tres comisiones para hacerle
seguimiento a los temas pendientes”, explica Ramírez.
Entre esos temas están las demandas de Ecuador
contra Colombia en La Haya y Washington, la investigación de un juez
ecuatoriano a un ex ministro y dos generales colombianos y la exigencia
de Quito de un certificado judicial para todos los colombianos que
ingresen a su territorio.
Ramírez cree que la hoja de ruta que acordaron
Colombia y Ecuador a finales de septiembre pasado en Nueva York fue el
fruto de los buenos oficios de la Organización de Estados Americanos
(OEA) y del Centro Carter, quienes hicieron tareas de verificación en
la frontera.
Entusiasmo
Emilio Velasco, de la Cámara de Comercio e
Industria Colombo Ecuatoriana, no oculta su entusiasmo con la
reapertura de las embajadas.
En diálogo con BBC Mundo, Velasco señala que el
buen clima que reina entre Bogotá y Quito “se debe a la buena voluntad
de los presidentes Rafael Correa y Álvaro Uribe”.
“Ese es el secreto: el deseo de restablecer las
relaciones”, añade.
Velasco dice que, si todo va como se ha
acordado, a mediados de enero próximo Ecuador habrá levantado todas las
salvaguardias que impuso a sus importaciones y que también afectaron
el comercio con Colombia.
El entrevistado estima que al finalizar 2009 el
comercio entre Colombia y Ecuador habrá caído entre un 12 y un 15%
respecto a los niveles de 2008, pero atribuye esa disminución a las
dificultades que ha tenido que afrontar Quito por la crisis económica
mundial.
Respecto a lo que sucede entre Bogotá y
Caracas, Ramírez insiste en que Colombia y Venezuela deberían explorar
mecanismos de acompañamiento y verificación como los usados con Quito.
“Hasta ahora, las crisis entre Colombia y
Venezuela se habían solucionado bilateralmente, pero llegó la hora de
buscar otras instancias internacionales para superarlas”, indica.
Pero habrá que esperar qué ocurre en la cumbre
de Unasur para saber qué rumbo pueden tomar las cosas entre Bogotá y
Caracas
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