El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, ha celebrado una serie de reuniones con líderes de la
comunidad hispana en antelación a un discurso que pronunciará este
jueves sobre la necesidad de una reforma migratoria.
Aunque algunos analistas esperan que ese día Obama anuncie el inicio de una demanda en contra de ley de Arizona en contra de los indocumentados, fuentes consultadas por BBC Mundo descartaron que el presidente haga un anuncio contundente sobre el tema de la inmigración durante su charla.
Pero en su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, aseguró que el mandatario reiterará su opinión de que la reforma migratoria no se puede dejar “en manos de los estados mediante un batiburrillo de leyes”.
Todo parece indicar que, tras lograr las reformas de salud y financiera, Obama se apresta ahora a dedicarse a otra de sus grandes promesas electorales: la reforma migratoria que es de gran interés a la comunidad hispana ya que se calcula que la mayoría de los 10 millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU. son latinos.
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Nuevo y agresivo
Poco después de anunciarse el discurso Obama se reunió con más de 20 miembros del bloque de legisladores hispanos con quienes intercambió ideas sobre su próxima charla y el problema de la inmigración.
El presidente fue muy claro en que va a trabajar junto a nosotros para enfrentar el tema de la inmigración
Luis Gutiérrez
“El presidente fue muy claro en que va a trabajar junto a nosotros para enfrentar el tema de la inmigración para el pueblo estadounidense de un modo nuevo y agresivo que se iniciará con su discurso el jueves”, indicó Gutiérrez en un comunicado.
El legislador agregó que “tenemos todas las razones para creer que el secretario de Justicia y el presidente se toman en serio combatir la ley de Arizona en los tribunales”.
Propuesta marco
Un encuentro similar tuvo lugar este lunes entre Obama y representantes de organizaciones hispanas que luchan por los derechos de los inmigrantes.
Durante esa reunión, Obama declaró su apoyo a la propuesta marco de los senadores Charles Schumer y Lindsey Graham, pero advirtió que una reforma migratoria no podrá ser lograda sin antes contar con el respaldo de legisladores republicanos.
El plan de Schumer y Graham incluye que los indocumentados admitan que han violado las leyes migratorias de EE.UU., paguen una multa e impuestos a la renta atrasados y realicen tareas comunitarias si desean iniciar un proceso hacia lograr un estatus de residencia legal.
Por su parte, los líderes comunitarios insistieron en que la Casa Blanca presente una demanda contra la recién promulgada ley de Arizona que criminaliza la inmigración de indocumentados.
Sin embargo, aunque declaró su oposición a la medida, Obama les advirtió que el departamento de Justicia será el que determine si procede o no interponer una acción judicial para impedir que la polémica legislación entre en efecto.
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Mientras que algunos grupos hispanos reaccionaron con cautela a la reunión, otros mostraron cierto optimismo.
“Seguiremos trabajando sin descanso para asegurarnos de que el presidente y su administración mantengan los mejores valores estadounidenses de transparencia, el debido proceso y la unidad de la familia mientras se hacen cumplir las leyes de inmigración”, expresó la coalición Reforma Migratoria para América
Tras alabar lo que calificó de “esfuerzos del presidente para que se apruebe una ley amplia” la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos (LULAC por sus siglas en inglés) afirmó que “necesitamos seguir ejerciendo presión sobre el Congreso para que lo haga en una manera bipartidista”.
OBAMA
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